1 Samuel 17: 1-16

Cada mañana y cada tarde, Goliat se pavoneaba haciendo alarde de su tamaño y de su fuerza, retando a cualquiera a que se enfrentara a él diciendo: «No hay ninguna razón para que todo tu ejército se involucre en esto. Envía solo a un guerrero, y yo me enfrentaré a él. YO soy el campeón. Yo soy el más grande», y así siguió durante cuarenta días (17:16).

¡Qué aplicable a cualquier «gigante» es lo que encontramos aquí! Así son los gigantes del temor y la preocupación, por ejemplo. No se presentan solo una vez; vienen mañana y tarde, y día tras día, para tratar de intimidar sin tregua. Se presentan en forma de una persona, de una presión o de una preocupación. Algunos de ustedes tienen un temor que les golpea el corazón cada mañana y cada noche, día tras día, gritando en la hondonada de su valle personal. Pocas cosas son más persistentes e intimidantes que nuestros temores y nuestras preocupaciones. . . especialmente cuando los enfrentamos a ellos con nuestras propias fuerzas.

Miremos nuevamente algo que sucedió antes de esa batalla, cuando el Señor le dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, pues yo lo he rechazado. Porque el SEÑOR no mira lo que mira el hombre: El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el SEÑOR mira el corazón» (1 Samuel 16:7).

Dios dijo, literalmente: «Porque el hombre mira la cara, pero Dios mira el corazón».

Nosotros, siendo humanos, estamos sujetos a ese mismo problema. Nos impresionan o no las personas, porque las juzgamos basados en su apariencia exterior. Miramos lo de afuera, y nos formamos opiniones que, por lo general, son erróneas.

Si lo que dijo Dios se aplicó alguna vez, es en esta oportunidad, en la historia de esta batalla. Goliat tenía todas las cosas que normalmente impresionarían e intimidarían a cualquiera. Sin embargo, en este caso David había recibido la capacidad de ver como Dios ve siempre las cosas, y por eso no se impresionó ni intimidó. Porque, no importa lo grande que pueda ser un gigante, Dios es más grande. Y no importa lo poderoso que este pueda ser, Dios es el Todopoderoso.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.