Job 1: 20

Job quizás estuvo echado sobre el suelo mirando las estrellas, hasta que el rocío lo empapó. Finalmente, habló, y cuando lo hizo ¡qué reacción tan admirable tuvo! El versículo 20 tiene nueve palabras en el texto original hebreo, y ellas describen lo que hizo Job antes de expresar lo que dijo. Cinco de las palabras son verbos. Cuando usted lea la Biblia, ponga siempre mucha atención a los verbos, porque ellos le conducirán a la acción de una narración, ayudándole a ser parte indirecta del acontecimiento.

En primer lugar, Job se incorporó del suelo. Se «levantó».

El verbo que sigue nos dice algo extraño. «Rasgó su manto». La palabra traducida como «manto» es un término que describe a una vestidura que se ajusta holgadamente al cuerpo, como una bata externa que se extiende hasta debajo de las rodillas. No se trata de una túnica interior, sino del manto exterior que lo mantenía abrigado durante la noche. Job se llevó la mano al cuello y, al no encontrar la juntura, agarró una parte gastada del tejido y lo desgarró. Con este desgarramiento del manto, Job está anunciando su terrible aflicción. Fue la acción de un hombre angustiado, una acción que aparece varias veces en el Antiguo Testamento para describir la aflicción absoluta.

Luego leemos el tercer verbo: «Se rapó la cabeza». El cabello es siempre visto en la Biblia como la gloria de una persona, una expresión de su valor. Por consiguiente, raparse la cabeza es simbólico de la pérdida de la gloria personal; y para llevar su angustia a su punto más profundo, su cuarta acción es postrarse en tierra. Pero tengamos claro que esto no fue un colapso por la aflicción, sí no que el propósito es completamente otro. Es esto lo que escribe el heroísmo de la resistencia de Job. Él no se compadece de sí mismo ni se lamenta, sino que adora. El verbo en el original hebreo significa «caer postrado en la más absoluta sumisión y adoración». ¡Yo me atrevería a decir que la mayoría de nosotros nunca hemos adorado a Dios de esta manera! Quiero decir, con el rostro en tierra y con el cuerpo totalmente extendido. Esto era considerado en la antigüedad como la expresión más sincera de obediencia y sumisión al Dios creador.

Antes de seguir adelante, me gustaría recomendarle que haga esto ocasionalmente. Teniendo las palmas de las manos hacia abajo, de bruces, con las rodillas y los dedos tocando el suelo y con el cuerpo totalmente extendido, derrame su corazón en adoración. Es la posición que Job tomó deliberadamente. Una humilde y total sumisión.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.