Hechos 17: 1—9; 1 Tesalonicenses 2: 1—6

Los buenos líderes son sensibles a las necesidades de los demás. Pablo comparaba su ministerio con una madre que se ocupa tiernamente de las necesidades de sus hijos. Me encanta esa imagen. Yo observaba a mi esposa cuando cuidaba a nuestros niños cuando ellos eran pequeñitos, sin ocuparse para nada de sus propias necesidades. A mí también me llena de dicha ver a mis hijas, ya crecidas, cuidar de nuestros nietos. Es precioso contemplar eso.

El ver a mi esposa y a mis hijas sostener tiernamente a sus pequeños cerca de su pecho, y ocuparse amorosamente de sus necesidades, me ayuda a entender lo que Pablo quería decir con la palabra «tiernos». Su ministerio se caracterizó por el tierno cuidado de su rebaño. Él dice: «Entre vosotros fuimos tiernos, como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos».

Si Dios le ha puesto a usted en una responsabilidad del liderazgo, le animó a cultivar un espíritu tierno, sensible. Esto es, en realidad, un fruto del Espíritu (Gálatas 5:23). Su ternura obrará maravillas en las vidas de quienes están bajo su cuidado.

Después de la tragedia del 11 de septiembre, el mundo observó maravillado cómo poderosos líderes del mundo dedicaron tiempo para escuchar los desgarradores relatos de los socorristas y de los angustiados neoyorquinos. El alcalde Rudolph Giuliani impresionaba al mundo día tras día cuando se paraba frente a la gente de esa gran ciudad para informar sobre la marcha de los tétricos trabajos que se realizaban en la llamada Zona Cero. Hablaba con dulzura y comprensión, y a veces con lágrimas en los ojos, mientras la horrorosa cifra de muertes se le atascaba en la garganta. Pero de alguna manera se las arreglaba para hacerlo. Contener las lágrimas parecía tan inútil como tratar de recuperar las víctimas de la montaña de diez pisos que formaban los escombros el retorcido World Trade Center. Los estadounidenses necesitaban ver llorar tiernamente a sus líderes.

Lo mismo necesitan ver los cristianos. Los líderes espirituales deben ser igualmente auténticos, tiernos, comprensivos y sensibles. Usted y yo respetamos a los líderes que revelan todo el tiempo su lado humano. Contrariamente a la opinión popular, Pablo, el líder valeroso, apasionado y firme, fue también conocido por su compasión y su ternura.

¿Es usted conocido por lo mismo?

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.