Mateo 4:19-20

Y les dijo: Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres.  Entonces ellos, dejando al instante las redes, le siguieron. Mateo 4:19-20

PADRE CELESTIAL, NOS HAS MANDADO que sigamos a Jesús y que le digamos que sí. Te agradecemos, Señor, por ese mandato. Nos encontramos en esa jornada, y te agradecemos por la paciencia que nos tienes mientras seguimos a Tu Hijo. Hemos descubierto que estas jornadas no eran como las habíamos imaginado. Hemos visto cómo has abierto puertas y allanado el camino para servir en ministerios que nunca pensamos que ocurrirían cuando por primera vez aceptamos Tu tarea.

Oh Señor, la vida contigo ha sido un privilegio. ¡Eres tan fiel! Sigue poniendo en nuestros corazones el deseo de seguir haciendo las cosas para Ti. Que podamos buscar más razones para seguir diciendo que sí. Pedimos que nuestros corazones siempre acepten Tu llamado.

Escúchanos, Padre, aun ahora que estamos enfrentando los desafíos de la vida.

Nuestra respuesta siempre será que sí. Te seguiremos porque confiamos en Ti. Quizás nuestra jornada ocurra sin ninguna otra razón más que para declarar lo grandioso que es haber caminado contigo.

Comprometemos nuestras vidas con un gran sí, escrito en nuestras frentes.

Oramos en el nombre de Jesús. Él es nuestro mayor ejemplo ya que aceptó realizar la misión de rescate que nadie más pudo haber logrado. Amén.

Véase también Lucas 9:23; Juan 21:19; 2 Corintios 1:17-20.

 

TODO

Nadie puede criticar a Pedro por su renuencia. Había estado pescando toda la noche y no había logrado nada. Pero cuando Jesús le dijo que fuera a aguas más profundas y soltara las redes, Pedro sabiamente lo hizo. Lo que ocurrió después fue algo milagroso (Lucas 5:4-7). La pesca fue tan grande que los botes se hundían.

Como me gusta el pescado, encuentro esta escena terriblemente atractiva. ¿Puede haber algo más satisfactorio para un pescador que tener toda su barca llena de pescados? Nunca lo he visto pero es porque nunca he pescado con Jesús.

Cuando el Amo del cielo, la tierra, el mar y los cielos decide hacer algo, ocurren cosas fenomenales. Eso explica la reacción de Pedro. Al darse cuenta de que se encontraba en el bote con el Dios viviente, Pedro se postró a los pies de Jesús y dijo: «Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador» (v. 8).

La respuesta de Jesús me parece interesante: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres» (v. 10). Los pescados sencillamente se convirtieron en una oportunidad para enseñar un mensaje más profundo por medio de una ilustración. El verdadero mensaje de Cristo era «pescar» hombres. Por otra parte, Jesús usa a gente para pescar gente—a pesar de que Él podía hacerlo solo. Jesús no navego las barcas, arrojó las redes, o acarreó la pesca. Los discípulos lo hicieron. En Su mensaje, Jesús decía, «Desde ahora en adelante ustedes pescaran hombres». Pedro y los demás pescadores unieron los puntos. Por esa razón ellos «los dejaron todo» (v. 11) y siguieron a Jesús.

Una vez que escucharon Sus palabras, aceptaron Su invitación. Dejaron todo para decirle que sí a Jesús. Analice eso. Ellos lo dejaron todo. Dejaron su ocupación, su ciudad, sus propias metas, sus redes, sus barcas y quizás hasta su negocio exitoso de pesca. Lo dejaron todo.

Sin titubeos. Sin reservas. Sin condiciones. Ellos dejaron todo.

Adaptado del libro, Responde a Mi Clamor: Aprenda a comunicarse con un Dios que se preocupa por usted (Worthy Latino, 2014). Copyright © 2014 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.