¿Quién escribió el libro?

Llevando el nombre de su autor, el libro de Daniel es producto del tiempo que este vivió en Babilonia como exiliado judío de Israel. Siendo aún joven, Daniel viajó a Babilonia con un grupo de nobles israelitas, jóvenes prometedores a quienes la potencia conquistadora halló útiles para el servicio real (Daniel 1:3-4). Una vez que llegaron, el liderazgo en Babilonia le cambió el nombre de Daniel a Beltsasar en un esfuerzo por hacerlo identificarse con su nuevo hogar (Daniel 1:7). Daniel vivió allí durante los setenta años de cautiverio de los judíos (Daniel 1:21; 9:2) y, con el tiempo, ascendió en rango hasta convertirse en uno de los tres administradores que estaban sobre los gobernadores provinciales de todo el reino (Daniel 6:1-2).

Daniel registró sus experiencias y profecías para los exiliados judíos durante el tiempo que vivió en la capital babilónica, donde su servicio al rey le dio un acceso privilegiado a los niveles más altos de la sociedad. Su servicio fiel al Señor en una tierra y cultura extranjera lo hace único entre casi todas las personas descritas en las Escrituras; entre los personajes destacados de la Biblia, Daniel sobresale como uno de los pocos que generaron un récord completamente positivo de sus acciones.

¿Dónde nos encontramos?

En el 605 a. C. un grupo de judíos fue exiliado por los babilonios a la ciudad de Babilonia, centro cultural del imperio. El grupo incluía a Daniel y sus tres amigos, mejor conocidos por sus nombres babilónicos: Sadrac, Mesac y Abed-nego. Esta acción fue parte de la primera de tres deportaciones (en los años 605, 597 y 586 a. C.) llevadas a cabo por los babilonios en Judá, después de que sometieron a Jerusalén y al infiel rey Joacim (2 Reyes 23:36–24:2). Daniel, un adolescente, se encontró en medio de una cultura religiosa fuertemente politeísta, lo cual significaba que tenía una extensa oportunidad de caer en el error. Sin embargo, se mantuvo firme en su fe en medio del pueblo babilónico en cuanto a varios asuntos importantes, incluyendo las regulaciones alimenticias y prácticas de adoración (Daniel 1:8-16; 6:6-28).

¿Por qué es tan importante Daniel?

Daniel es uno de pocos libros de la Biblia que se desarrolla durante un tiempo de juicio (muchos libros lo anticipan, y unos cuantos lo ven en retrospectiva) y en una nación extranjera. Ya sea por el contraste entre la idolatría de la cultura y la pureza fiel de Daniel, o por el relato del arrogante rey Nabucodonosor y su encuentro humillante con Dios, el trasfondo pagano del libro de Daniel permite que resplandezca el poder del Señor de una manera magnífica y majestuosa que sobresale en las Escrituras. Deja en claro que el único Dios verdadero es el Gobernante supremo sobre el cielo y la tierra (Daniel 4:17), incluso cuando todo parece perdido y las consecuencias del pecado parecen abrumadoras.

¿Cuál es la idea central?

El libro de Daniel sobresale como una combinación única en el Antiguo Testamento; aunque comienza con una narrativa histórica, en el capítulo 7 hace una transición marcada que da inicio a una serie de visiones sobre acontecimientos futuros significativos para el pueblo judío. Tanto en la sección histórica como en la sección profética, Daniel presenta un caso poderoso a favor de la soberanía absoluta de Dios, incluso sobre una multiplicidad de potencias extranjeras egocéntricas. Este tema de la soberanía aparece en numerosas ocasiones, entre ellas la liberación de Daniel del foso de los leones (Daniel 6:19-23), el rescate de sus amigos del horno ardiente (Daniel 3:23-30) y la visión de la futura llegada del Anciano para salvar a Su pueblo de las fuerzas del mal (Daniel 7:9-22).

¿Cómo aplico esto?

Daniel y sus amigos, que eran temerosos de Dios, fueron obligados a vivir en Babilonia, lejos de su hogar y lejos de la tierra que el Señor había prometido a los israelitas. En la segunda parte de este libro, Daniel profetiza acerca de pruebas terribles que, debido al pecado y la desobediencia del pueblo, llegarán a la Tierra Prometida (véase, por ejemplo, Daniel 11:31). ¿Ha tenido que soportar, alguna vez, el peso o las consecuencias del pecado y le ha hecho sentir que Dios le ha dejado atrás, que le ha dejado abandonado en un mundo lejos de las comodidades asociadas con su hogar? El libro de Daniel pinta un cuadro de cómo servir fielmente a Dios en medio de semejante mundo y cómo perseverar en esperanza aun cuando no existen soluciones inmediatas para los problemas que nos causan desánimo.

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