Salmo 101

Algunas personas parecen vagar sin rumbo durante sus vidas, caminando sin ninguna dirección. Si una persona no tiene objetivos definidos claramente, no es de sorprender que adopte un estilo de vida sin definición ni propósito.

Conozco algunas personas que viven su vida sin ningún plan. Me recuerda la vez que fui invitado a una universidad para dar un discurso. De camino al salón, me encontré con un joven obviamente apático. Le hice algunas preguntas intentando crear interés para que hiciera planes más allá del día de la graduación. Recuerdo preguntarle acerca de sus planes. ¿Sabe cuál fue su respuesta? Sin pensarlo dos veces me respondió: «¿Planes? Bueno. . . voy a ir a comer».

Tristemente respuestas como esas son comunes en las personas que han quedado atrapadas en el afán de una vida sin rumbo. Viven de un día para el otro sin preocuparse más que por los programas de televisión la noche. Deambulan por la vida como un tronco en un pantano.

El título del salmo nos dice que esta es una canción de David, cuya vida era guiada con un propósito específico. Él había comprendido el plan de Dios para él y con excepción de una caída temporal en desobediencia, él seguía su rumbo sin distracciones. David tomó decisiones según su propósito, y sirvió a Dios fielmente por muchos, muchos años. Verdaderamente, él era un «hombre conforme al corazón de Dios».

Quizás más que cualquier otro pasaje de la Escritura, esos ocho versículos explican la filosofía de David acerca de la vida. De hecho, un título apropiado para el Salmo 101 podría ser: «La declaración de fe de David». Éste es su credo. Este es un salmo que presenta su dirección espiritual.

David se comprometió asimismo con este credo sin ninguna reservación. Él, por supuesto, falló algunas veces; se salía del curso, pero siempre mantuvo un parámetro delante él. En ese salmo no vemos el mínimo trazo de transigencia diplomática o vacilación, al contrario, lo que observamos son palabras directas de devoción. Por tanto, todos los que deseamos vivir más allá del afán de una vida sin rumbo haríamos bien en analizar cómo David decidió conducirse asimismo.

El pasaje y su patrón

El Salmo 101 podría ser llamado el salmo de las resoluciones. Aparecen al menos diez acciones específicas. Ese salmo me recuerda la declaración de Josué cuando la nación de Israel quería desobedecer al Señor:. . . escojan hoy a quién sirvan. . .  pero yo y mi casa serviremos al Señor (Josué 24:15). David implica durante los primeros cuatro versículos esa misma actitud de Josué y presenta cinco resoluciones. Luego, en los versículos 5 al 8 habla de su reino, y hace una lista de siete diferentes tipos de personas y comenta algo acerca de cada una de ellas. Un bosquejo de este salmo podría ser siguiente:

  1. Yo: resoluciones (vv. 1-4)
    A. Cantaré (v. 1)
    B. Daré atención (v. 2a)
    C. Andaré (v. 2b)
    D. No pondré (v. 3)
    E. No reconoceré (v. 4)
  2. Mi reino: declaraciones (vv. 5-8)
    A. Difamador (v. 5a)
    B. Altanero (v. 5b)
    C. Fiel (v. 6a)
    D. Integro (v. 6b)
    E. Fraudulento (v. 7a)
    F. Mentiroso (v. 7b)
    G. Impío (v. 8)

Afirmando el alma: ¿Cuál es su propósito específico en la vida? Si no lo sabe, hoy es un buen tiempo para preguntar: Señor, ¿Por qué me tienes en el planeta tierra? ¿Cuál es mi función específica dentro de tu plan? La contestación no es una simple respuesta, más bien es un proceso que comienza con la decisión de servir a Dios con su vida. Si usted no lo ha hecho antes, comprométase a servirle a Él sin reservaciones.

Adaptado del libro, Viviendo los Salmos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2013). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.