Muy por adentro, ¡nos imaginamos siendo una mezcla de Simón Bolívar, Jorge Washington, John Wayne y el profeta Daniel! Pero la verdad es que la mayoría de nosotros haríamos casi cualquier cosa a fin de no ser diferentes. Nos gusta mucho más perdernos en la multitud. Nuestro más grande temor es que se nos margine, o que “el grupo” nos rechace.

Hay otros temores: temor de hacer el ridículo, temor de ser comidilla de chismes o que se nos malentienda. En lugar de ser individualistas acendrados, somos como el protagonista del libro Los viajes de Gulliver, atados e inmovilizados por diminutas cuerdas de temor, real o imaginario. El resultado es a la vez predecible y trágico: pérdida de valor.

Exige valor, pensar en cabeza propia, resistir solo, levantarse solo; especialmente cuando la multitud parece tan segura, con tanta razón.

Permítame sugerirle cuatro pensamientos para ayudarle a fortalecer su valentía:

  1. Soy responsable.” Me dije esto a mí mismo muchas veces mientras estaba en la marina que me cansé de oírme yo mismo. Hoy todavía repito esas palabras.
  2. No debo olvidar.” No debemos olvidar al Señor nuestro Dios y lo que Él ha hecho por nosotros.
  3. Debo rendir cuentas.” Debo rendir cuentas a Dios, sea que me encuentre en Asia, en el extremo de América del Sur o en el polo Norte.
  4. Recibo de Dios mis normas y mi seguridad.” No de un amigo, ni de mi negocio, y ni siquiera de mí mismo. Cristo es mi seguridad.

Recuerde. Simplemente porque “todo mundo lo hace” no quiere decir que sea seguro o correcto. Siga volando por encima de la multitud. Allá arriba no simplemente parece seguro y correcto; es seguro y correcto.

Tomado de Charles R. Swindoll, The Strength of Character: 7 Essential Traits of a Remarkable Life (Nashville: J. Countryman, 2007), 20-21. Copyright © 2007 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente.