Ester 8: 1—8

El corazón del rey es como una masa blanda, como masilla muy suave, o pudiéramos decir como plastilina en las manos del Señor. Piense, solo por un momento, en otro nombre en lugar de «rey». Alguien, quizás, que le está causando sinsabores. Puede ser un hijo ya crecido, descarriado. Tal vez sea alguien con una presencia impresionante. Alguien que le acosa y que desea humillarle. Un cabeza dura, ¿de acuerdo? Alguien prepotente, ¿correcto? Imagine ese corazón tan duro, tan granítico, convertido en masilla suave en las manos del Señor. ¡Es posible! No hay un corazón por recalcitrante que este sea que no se vuelva hablando en las manos del Señor.

Hace muchos años, en otro lugar y en otro momento de mi vida, tuve una experiencia terrible con una persona que decidió convertirme en su enemigo. Todavía no sé por qué. Eso sigue siendo un misterio. Sin embargo, sucedió. Este individuo decidió amargarme la vida. Observaba todo lo que yo hacía. Criticaba mis decisiones. Lanzaba dudas sobre mi Ministerio. Esta persona aplicaba presión, a veces hasta el punto en el que pensaba que me haría gritar. No sé cuánto, ni que dijo de mí a otros. Nunca lo pregunte. Pero a mí me dijo bastante, y era tan amedrentador e intimidante que me producía temor, especialmente cuando supe que llevaba un arma de fuego, hasta que al final, me amenazó con ella.

Un domingo extremadamente frío, después de dejar la Iglesia, me fui a casa y me eché en la cama sin siquiera quitarme el abrigo. Clamé al Señor, y lloré de forma audible hasta quedarme sin lágrimas. Estaba desesperado. Me había agotado tratando de hacer todo lo que sabía para lograr un cambio de la situación. ¡Nada cambió! Este hombre tenía un corazón como el rey Asuero.

No hay un muro que sea más fuerte que el Todopoderoso. No hay una voluntad tan dura que Él no sea capaz de suavizar. Si Dios puede cambiar el corazón de un Asuero, puede cambiar cualquier corazón, óigalo bien, ¡cualquier corazón! Lea esto de nuevo. Usted, que vive todo el tiempo intimidado y amenazado, angustiado por lo que podría suceder mañana, ¡escuche este consejo! Dios tiene el poder de tomar el corazón de cualquiera y transformarlo, de la misma manera que lo hizo con este rey.

Así es, de cualquiera.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.