Ester 6: 1—14

Las cosas no son como parecen, eso nunca falla ¿verdad? Cuando uno piensa que no pueden ser peores, lo son. Esto fue muy cierto para Mardoqueo en un momento crucial de la historia de Ester.

Cuando todo parece estar perdido, no es así. Mardoqueo pudo haberse desesperado por la situación que había en Persia. El rey era un gentil y no tenía ningún interés en los judíos. Además su hombre de confianza más cercano era Amán, quién odiaba abiertamente a los judíos. Ester estaba en el Palacio, pero si el rey descubría que ella era judía su vida podría terminar en un instante. Cuando parece que todo está perdido, no es así.

Cuando parece que nadie se ha dado cuenta no es así. ¿Recuerda la valiente decisión de Mardoqueo antes, cuando se enteró de una conspiración por parte de dos de los porteros del Palacio que estaban haciendo planes para asesinar al rey? Cuando llegó a oídos de Mardoqueo ese complot, se lo contó a su hija adoptiva Ester, y ella por ser la reina, alertó al rey.

Ester le había dicho al rey que la información había venido de Mardoqueo, pero nadie lo recompensó por su gran acción. Parecía como si nadie se hubiera fijado o lo recordará. Por lo tanto, Mardoqueo siguió viviendo su vida sin que nadie se fijara, lo recompensara o lo apreciara, hasta esa noche decisiva.

Me encantan las dos primeras palabras de 6: 1: «Aquella noche». Así son las cosas de Dios. En el último momento, Él interviene y hace lo inesperado. Cuando nadie parece fijarse y cuando a nadie parece importarle, Él se fija y a Él le importa «aquella noche».

De ser posible, aprenda hoy mismo esta elección de Mardoqueo. A pesar de todo lo que le sucede, él nunca se vuelve un hombre vengativo. Nunca trata de vengarse de Amán, aun cuando tiene la oportunidad, aun cuando Amán está en una situación muy vulnerable. No le da una patada en la cara cuando tiene la oportunidad de hacerlo. Ni siquiera habla contra el hombre. Permítame que le rete a proteger su corazón así como lo hizo Mardoqueo.

Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el amor que habéis demostrado por su nombre, porque habéis atendido a los Santos y lo seguís haciendo (Hebreos 6: 10).

Me encantan estas palabras: «Dios no es injusto para olvidar». Cuando nadie más se fija, tenga esto por seguro: Dios si se fija. Cuando nadie más lo recuerda, Dios lo pone por escrito para que no pase al olvido.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.