1 Reyes 17: 24

Cuando la mujer vio que su hijo estaba vivo, no vio a Elías. Vio al Señor. «Elías, te había oído hablar del Dios de los cielos. Te había oído referirte a Él de varias maneras. Pero ahora, cuando veo este milagro, sé que dice la verdad».

Si usted quiere ser un hombre o una mujer de Dios, es fundamental que enfrente con fe las situaciones imposibles de la vida, como las enfrentaba Elías. Si usted es una persona joven que desea tener una vida piadosa que deje una huella en este mundo, debe aprender temprano a dar la preeminencia a su Salvador, confiando en que él estará con usted en las pruebas que enfrente, en medio de las circunstancias extremas que no pueda manejar. El Dios de Elías es también el Dios suyo. Él sigue siendo el Dios de las situaciones más allá de la razón. Él sigue haciendo lo que ningún mortal de esta tierra puede hacer. ¡Confíe en que Él lo hará!

Elías se enfrentaba a las cosas imposibles calma y contentamiento, con mansedumbre y control de sí mismo, con fe y humildad. Como he dicho desde el principio, Elías fue un héroe en cuanto a hazañas de la fe, pero se mantuvo siempre como un modelo de humildad.

Examine su propia vida en cuanto a estas cualidades del carácter, y llévelas una a una delante de Dios. Usted pudiera decirle al Señor, por ejemplo: «Señor, hoy quiero hacerlo que dices en cuanto al contentamiento; quiero tener un espíritu tranquilo y manso. No quiero simplemente llamarme cristiano. Quiero ser conocido como un verdadero siervo tuyo, ya que mi vida es una demostración de la verdad que digo creer. Ayúdame en el día de hoy a enfrentar todo y tratar a todos con su espíritu afable y manso. Ayúdame a tener contentamiento, aunque las cosas no resulten a mi manera.

«Ayúdame hoy a ser diligente, Señor. Tengo la tendencia a perder de vista el objetivo a medida que transcurre el día. Soy bueno para comenzar las cosas pero no las termino bien. Ayúdame a hacer bien mi trabajo y a no ceder al ambiente del momento.

«Y, Señor, ayúdame cuando comiences a poner estas cualidades en mi vida, a no llamar la atención en cuanto a ellas, sino simplemente a dejar que fluyan en mi vida para tu gloria. Ayúdame a ser tu siervo, tu sierva».

Así es como nosotros podemos personificar una vida de fe.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.