Proverbios 24

El afán de la discordia doméstica puede ser el más extenso de todos. Después de todo, el hogar debería ser un lugar de descanso y seguridad, un refugio de las preocupaciones y los peligros del mundo. Para muchos, sin embargo, el hogar es un campo de batalla donde ocurren las luchas más intensas del día.

Al considerar los remedios posibles para este afán diario, volvámonos a los sabios de Israel, que describieron tres ingredientes esenciales que hacen de una casa un hogar. Siempre espero que los cónyuges establezcan su unión bajo este fundamento, empezando desde el primer día de su matrimonio y luego edifiquen su hogar y su familia sobre esta base.

Lea Proverbios 24:3, 4. Examinaremos uno de esos elementos cada día.

Con sabiduría se edifica la casa
El verbo hebreo hakam —que significa «ser sabio»— y sus derivados son los términos más comúnmente usados en el libro y denotan inteligencia. Esta clase de sabiduría se refiere a una percepción con discernimiento. La palabra hebrea original enfatiza tanto el sentido de la exactitud como así también el de una habilidad para ver lo que está debajo de la superficie. La sabiduría no anda por las ramas ignorando lo profundo; la sabiduría penetra hasta el fondo. Esta clase de sabiduría también representa una manera de pensar y una actitud que resulta en un estilo de vida prudente y sensible.

Esta variedad de sabiduría, sin embargo, va más allá de la sensibilidad y la razón. Tal como lo expone un comentarista: «La sabiduría del Antiguo Testamento es muy distinta de otras perspectivas antiguas . . . la sabiduría que se refleja en el Antiguo Testamento es la enseñanza de un Dios personal, santo y justo que espera que los que lo conozcan exhiban su carácter en los muchos aspectos prácticos de la vida».1

Esa es una distinción crucial. Un hogar debe construirse en obediencia a Dios en lo que respecta a cada experiencia humana práctica de la vida. Un hogar se construye bajo las decisiones de los padres de forma tal que sus acciones combinen con el plan de Dios.

Si este hogar se mide en términos de estructura, tenemos que decir que esta forma de sabiduría es el fundamento. Si el esposo y la esposa no establecen su matrimonio bajo un compromiso de conocer a Dios personalmente y de traducir esa relación con Él a la vida práctica, su familia y su hogar no serán estables.

Recuerdo que desde los inicios de nuestro matrimonio, mi esposa Cynthia y yo hicimos un compromiso mutuo. Durante un momento muy solemne, en un apartamento pequeño del Seminario Teológico de Dallas, concordamos que haríamos todo lo que dice la Biblia. Si teníamos un desacuerdo, consultábamos la Escritura no como un método para afectar a la otra persona sino con la actitud de buscar la mente de Dios y permitir que la Palabra de Dios fuera nuestra mediadora.

Nuestro matrimonio no es perfecto, pero puedo decir que tenemos una buena relación. Pasamos problemas difíciles de vez en cuando, pero puedo decir con convicción que nuestro compromiso evitó que nuestro hogar se autodestruyera y dio a nuestros hijos una plataforma estable para que ellos pudieran iniciar sus propias vidas.

Reflexión: Sería ideal que un matrimonio hiciera este compromiso mutuo, pero eso no siempre es posible. De todas formas, nada le impide comprometerse con esta clase de sabiduría como cabeza del hogar o como una de las partes del matrimonio. Dedique un tiempo ahora a pensar en el fundamento de su vida. Medite en este compromiso durante el día de hoy.

Un hogar se construye bajo las decisiones de los padres de forma tal que sus acciones combinen con el plan de Dios.

Charles R. Swindoll Tweet esto

Adaptado del libro, Viviendo los Proverbios (Editorial Mundo Hispano, 2014). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmundohispano.org). Copyright © 2018 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.