2 Corintios 12: 2—10

Recuerde que el sufrimiento no es cosa de ahora. En el libro de Job, probablemente el libro más antiguo de la Biblia, leemos: «Pero el hombre nace para el sufrimiento, así como las chispas vuelan hacia arriba» (Job 5: 7). Ahora bien, hay algo que tenemos que enseñar a nuestros hijos y nietos, comenzando hoy mismo. El mensaje que ellos oyen siempre es que Dios les tiene reservada siempre la felicidad y el éxito si confían su vida a Él. ¡La Biblia nunca promete eso! Aunque parezca mentira, mientras se rascaba las llagas de su cuerpo enfermo y atormentado por el dolor, Job pregunta: «Recibiremos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?». Dijo estas palabras en respuesta al consejo de su esposa de: «¡Maldice a Dios, y muérete!». Ella también estaba devastada por la muerte de sus hijos y por la desdicha de ver sufrir tan terriblemente a su esposo. Cuando su esposo vio lo profunda que era su aflicción, fue que le respondió de la manera como lo hizo. Quería que ella entendiera que Dios no es un mandadero celestial que nos trae solo cosas agradables y confortables a nuestra puerta. El Señor no existe para hacernos felices. Nosotros existimos para glorificarlo a Él.

Vivimos en tiempos de superficialidad y escepticismo. Cuando vienen las tragedias, usted encontrará multitud de nuevas publicaciones cuestionando el por qué un Dios amoroso pudo ser tan malo e injusto. Es fácil confundirse al tratar de comprender a Dios. Pero Él no ha cambiado. Su modo de actuar no ha sufrido ninguna modificación. Como sucedió con Job y Saul, Él sigue permitiendo el sufrimiento para convertirnos en siervos humildes y útiles. . .

¡Si uno de nosotros es echado en una cárcel, buscamos a un abogado! Pero metan presos algunos hombres y el mundo terminará teniendo un «Progreso del Peregrino» O alguna otra magnífica obra literaria que no envejecerá con los siglos, y que pondrá de nuevo en perspectiva nuestros sufrimientos. Rechace la tentación de cambiar de idea en cuanto a Dios por las desgracias que vengan. Mire con más profundidad. Aférrese más al Señor. Niéguese a cuestionar sus razones. Él está haciendo algo grande dentro de usted. El sufrimiento no es nada nuevo.

Adaptado del libro, Buenos Días con Buenos Amigos (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2007). Con permiso de la Editorial Mundo Hispano (www.editorialmh.org). Copyright © 2019 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.