¿Quién escribió el libro?

Como sucede con la mayoría de las otras cartas generales, este pequeño libro lleva el nombre de su autor. La mayoría de los eruditos creen, por lo menos por dos razones, que el autor es el Judas que era hermano de Jesús. Primero, se identifica como «hermano de Santiago» (Jds 1:1), lo cual significa que probablemente no era el apóstol llamado Judas, que era «hijo de Santiago» (Lc 6:16).
Además, el hecho de que el escritor se identifica como hermano de Santiago probablemente lo conecta con la familia de Jesús (véase la introducción al libro de Santiago). Segundo, Mateo 13:55 y Marcos 6:3 registran que los nombres de dos de los hermanos de Jesús eran Santiago y Judas. Este Judas fue distinto de Judas Iscariote, el discípulo que traicionó a Jesús.

Al igual que Santiago, su hermano mayor, Judas no puso su fe en Jesús cuando el Señor todavía estaba vivo. Solo después de la Crucifixión y Resurrección cayeron las escamas de los ojos de Judas y llegó a ser un seguidor de su medio hermano, Jesús. Primera de Corintios 9:5 ofrece un elemento llamativo de información al mencionar que los hermanos del Señor y sus esposas hicieron viajes misioneros. De esa mínima descripción comenzamos a visualizar a Judas como un hombre que vivió escéptico por algún tiempo, pero que finalmente fue transformado por haber puesto su fe en Jesús. Mientras viajaba por causa del evangelio —contando la historia de Cristo de ciudad en ciudad mientras su nombre, Judas, les recordaba a los demás de Judas Iscariote— él habría presentado un ejemplo vivo de fidelidad, en marcado contraste con el traidor.

¿Dónde nos encontramos?

Judas es notablemente difícil de fechar, antes que nada porque la Biblia y la tradición revelan muy pocos detalles personales sobre el cristiano de la era temprana que fue su autor, y el libro mismo evita nombrar a cualquier persona o lugar en particular. Una pista disponible para los lectores del día de hoy es la impactante similitud entre los libros de Judas y 2 Pedro. Asumiendo que Pedro escribió su primera carta (entre el 64 y el 66 d. C.), es probable que Judas escribiera su carta en algún tiempo entre el 67 y el 80 d. C.

¿Por qué es tan importante Judas?

La llamativa brevedad de Judas comunica la urgencia de su noción de que había que condenar a los falsos maestros y retirarlos de la iglesia. El hecho de que este libro tenga tan pocas palabras demuestra que Judas no desperdiciaría espacio dando rodeos al asunto. Vio dentro de la iglesia personas y prácticas que eran dignas de condenación. Algunos dentro del cuerpo rechazaban la autoridad y buscaban complacerse a sí mismos. Como respuesta a estos errores, Judas reunió mucho simbolismo bíblico —desde la muerte de Abel a manos de Caín (Jds 1:11; véase Gn 4:1-16) hasta el castigo de los habitantes pecaminosos de Sodoma y Gomorra (Jds 1:7; véase Gn 19:1-29)— para dejar en claro lo que pensaba de todo eso.

¿Cuál es la idea central?

En esta carta, Judas tenía un doble propósito: quería desenmascarar a los falsos maestros que se habían infiltrado en la comunidad cristiana, y quería animar a los cristianos a permanecer firmes en la fe y a pelear por la verdad. Judas reconocía que los falsos maestros a menudo mercadean sus distorsiones sin que los fieles se den cuenta, por lo que trabajó para incrementar la conciencia de los creyentes al describir con detalles vívidos lo terrible que eran en realidad los disidentes. Sin embargo, Judas no quería simplemente incrementar la conciencia de ellos; pensó que era importante que los creyentes se opusieran a los que trabajaban en contra de Jesucristo. Podemos hacer eso al recordar las enseñanzas de los apóstoles, edificándonos unos a otros en la fe, orando en el poder del Espíritu Santo y esperando la misericordia de Jesús (Jds 1:17, 20-21).

¿Cómo aplico esto?

¡Pelea por la verdad! ¡Estar firme contra el error! El libro de Judas es la definición misma de lo que son las proclamaciones directas y contundentes, y está lleno de órdenes cortas y declaraciones que llegan como disparos de ametralladora. En nuestros días, la confrontación directa ha llegado a ser vista como algo irrespetuoso e inaceptable. En muchos círculos, la contundencia de Judas no sería tolerada; muchas personas prefieren una versión más suave y gentil de la fe cristiana. Sin embargo, Judas nos recuerda que hay un tiempo y un lugar para la protección agresiva de la verdad en contra de aquellos que buscan derribarla. ¿Cómo puedes participar en la defensa de la verdad contra el error?

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