¿Quién escribió el libro?
El contenido de Levítico fluye directamente de Éxodo, y da evidencia de que la misma mano escribió ambos libros. Los argumentos que apoyan a Moisés como escritor de Éxodo también señalan la autoría de Moisés en Levítico (véase la introducción de Éxodo). Adicionalmente, encontramos más de cincuenta ocasiones en las que el texto dice algo como: «El Señor le dijo a Moisés» (véanse, por ejemplo, Lv 1:1; 4:1; 5:14; 6:1). El Nuevo Testamento también se refiere a Moisés como el autor de porciones de Levítico (véanse Mt 8:4; Lc 2:22).
El título del libro de Levítico se deriva del nombre de la tribu de Leví, a cuyos miembros el Señor apartó para que fueran Sus sacerdotes y líderes de adoración. Las verdades eternas del libro de Levítico son para todo el pueblo de Dios, aunque su contenido originalmente tenía el propósito de instruir a la nueva nación de Israel en la adoración apropiada y el vivir correctamente, para que ellos pudieran reflejar el carácter de su Rey divino.
¿Dónde nos encontramos?
La ley que se encuentra en Levítico fue expresada por Dios a Moisés en o cerca del monte Sinaí, donde los israelitas acamparon por un año. Debido a que Dios entregó estas leyes detalladas después de los diez mandamientos originales, la fecha más probable de su revelación es 1445 a. C. Es imposible determinar si cada ley fue puesta por escrito en ese entonces; podría ser que fueron codificadas progresivamente durante el subsiguiente período de cuarenta años de peregrinaje.
¿Por qué es tan importante Levítico?
Los lectores de hoy en día frecuentemente se desmotivan con las listas de leyes sobre dieta, sacrificios y comportamiento social que se encuentran dentro del libro de Levítico. Pero dentro de estas directrices altamente detalladas, descubrimos la santidad —la separación, distinción y total «otredad»— de Dios. También descubrimos cómo el pecado devasta las relaciones de la humanidad
con nuestro Creador.
Dios estableció el sistema sacrificial para que Su pueblo del pacto pudiera disfrutar de comunión con Él a través de la adoración; el sistema también estableció los procedimientos para el arrepentimiento y la renovación. Por ejemplo, a través de la participación regular en la práctica de llevar una ofrenda por el pecado, a cada israelita se le daba la oportunidad de expresar su arrepentimiento y su relación renovada con Dios. Reconocían su pecado al llevar la ofrenda (Lv 4:28), se identificaban con el sacrificio al colocar su mano sobre la cabeza del animal (Lv 4:29) y eran purificados de su pecado y se les daba una relación renovada con Dios a través del sacrificio (Lv 4:30-31).
Muchos años después de que Moisés escribió Levítico, Jesús vino para ofrecerse a Sí mismo como el sacrificio final, santo y perfecto, de una vez por todas, y así cumplió la ley e hizo que futuros sacrificios de animales fueran innecesarios e inválidos (Hb 10:10, 18).
¿Cuál es la idea central?
El mensaje general de Levítico es la santificación. El libro comunica que el hecho de recibir el perdón y la aceptación de Dios debe seguirle una vida santa y el crecimiento espiritual. Ahora que Dios había redimido a Israel, ellos tenían que ser purificados para formar un pueblo digno de su Dios. «Sé santo porque yo, el Señor tu Dios, soy santo» (Lv 19:2). En Levítico descubrimos que a Dios le encanta que nos acerquemos a Él, pero debemos hacerlo de acuerdo con Sus condiciones.
¿Cómo aplico esto?
Este tema de la santidad se extiende a la iglesia. En el Nuevo Testamento, Pedro hizo referencia a Levítico 19:2 cuando escribió: «Sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: “Sean santos, porque yo soy santo”» (1 P 1:15-16).
Como Él lo hizo con los israelitas, Dios ha redimido y consagrado a los cristianos. Jesús se ofreció a Sí mismo como el sacrificio perfecto por nosotros, y tomó el castigo que nosotros merecíamos, para que pudiéramos ser perdonados. Los que ponen su confianza en el acto expiatorio de Jesús llegan a ser hijos de Dios, salvos por gracia (véase Ef 2:8-9).
Si eres Su hijo, entonces Él quiere que reflejes Su carácter. Él te santifica, muy similar a como lo hizo con la nación de Israel. ¿Tu vida hace eco de la vida de Él? ¿De qué manera estás llegando a ser más semejante a Cristo?