¿Quién escribió el libro?
Para cuando Pablo escribió su segunda carta a Timoteo, el joven pastor había estado ministrando a la iglesia de Éfeso alrededor de cuatro años, y había transcurrido casi el mismo tiempo desde que recibió la primera carta de Pablo. Timoteo había sido un fiel compañero de Pablo desde que dejó su hogar en Listra para unirse al apóstol, hacía ya más de una década. Desde ese entonces, Timoteo había ministrado al lado de Pablo durante todo su segundo y tercer viaje misionero, en lugares como Troas, Filipos y Corinto. Cuando Timoteo se estableció en Éfeso para ministrar, ya era conocido por los efesios, habiendo servido allí junto con Pablo por un período de casi tres años durante el tercer viaje misionero de Pablo. En la ocasión de esta carta, Pablo le estaba escribiendo otra vez al joven líder de la iglesia de Éfeso, para brindarle ánimo y fortaleza ante las dificultades y las pruebas.
¿Dónde nos encontramos?
Pablo escribió esta carta desde la celda oscura y húmeda de una cárcel romana, justo antes de su muerte en el 68 d. C. Desde el ascenso de Nerón al trono en el 54 d. C., el emperador romano había estado descendiendo lentamente a la demencia, un proceso que se agravó en el 64 d. C. con el Gran incendio de Roma que terminó consumiendo la mitad de la ciudad. Con los residentes de Roma alborotados, los cristianos fueron un blanco conveniente para Nerón, quien los culpó a ellos para encubrir la falta de preparación de su ciudad. Pablo fue uno de los que fueron enredados en esta persecución y es probable que él fue decapitado por funcionarios romanos poco después de haber escrito esta carta.
¿Por qué es tan importante Segunda de Timoteo?
La Segunda Carta a Timoteo da una imagen de Pablo al final de su ministerio, justo antes de su muerte. Ciertos detalles personales de la carta revelan a un hombre que está poniendo en orden sus asuntos y preparándose para lo inevitable. Al final de la carta, Pablo menciona a varias personas, algunas de las cuales le habían hecho daño y otras que habían servido fielmente a su lado (2 Tm 4:9-21). Es como si Pablo estuviera actualizando al joven pastor en cuanto a la situación de sus conocidos y amigos, para permitirle seguir adelante después de la partida de Pablo.
¿Cuál es la idea central?
Pablo entendía que el ministerio solamente iba a ponerse más difícil para Timoteo con la muerte inminente del apóstol. De hecho, en algún momento después de esta carta de Pablo, Timoteo acabó encarcelado por su fe (Hb 13:23). Pablo sabía que la tarea de Timoteo —mantener a la iglesia dentro de los límites de la sana doctrina mientras que trataba de animar a los creyentes a vivir bien por Cristo— a menudo sería una tarea ingrata y difícil. Aunque llegarían dificultades, Pablo quería que Timoteo
permaneciera en el camino que había aprendido, y que aprovechara el profundo legado de fe que se le había transmitido, no solo por parte de Pablo, sino también de su madre y de su abuela (2 Tm 1:5-6; 3:14-15).
La característica más impactante del ánimo que Pablo imparte en esta carta se produce cuando el anciano apóstol vuelve a usar una frase que había escrito cuatro años antes en su carta a Timoteo. En esa carta, Pablo había exhortado a Timoteo: «pelea la buena batalla» (1 Tm 6:12; véase también 1 Tm 1:18). Sin embargo, en esta carta, Pablo aplica esta frase a su propia vida, y escribe que él «[ha] peleado la buena batalla, [ha] terminado la carrera y [ha] permanecido fiel» (2 Tm 4:7). Debió haber sido un gran estímulo para el joven pastor de la iglesia de Éfeso saber que su mentor estaba proclamando valientemente su propia perseverancia en la fe, hasta el punto de la muerte.
¿Cómo aplico esto?
Segunda de Timoteo nos insta a considerar la realidad de nuestra propia muerte y cómo podríamos reaccionar cuando nos enfrentemos a ella. La respuesta de Pablo nos instruye todavía hoy. Su atención no estaba en sí mismo, pensando en la injusticia que había experimentado. En cambio, confiando en que Dios lo tenía justo donde Él quería, Pablo volcó su atención hacia los demás, específicamente a la iglesia y a Timoteo, su joven protegido. ¿Sobre qué deseas que tus pensamientos se centren cuando llegues al final de tus días?