¿Quién escribió el libro?

Por más de dos años durante su tercer viaje misionero, Pablo ministró en Asia Menor entre los habitantes de Éfeso. Ese fue un período de éxito para el apóstol a los gentiles, quien vio muchas conversiones entre los residentes de Éfeso, así como entre los visitantes a la ciudad. Uno de esos visitantes que se convirtió debido a la enseñanza de Pablo fue un hombre llamado Filemón (Flm 1:19), un dueño de esclavos de la cercana ciudad de Colosas. En la carta que lleva el nombre de Filemón, Pablo se dirige a él como «amado colaborador» (Flm 1:1), título que Pablo daba a aquellos que habían servido junto a su lado por algún tiempo (véase también Flm 1:24). Está claro que existía una relación cercana entre Pablo y Filemón, una que serviría un propósito significativo en vista de las circunstancias que produjeron esta carta.

¿Dónde nos encontramos?

Un esclavo llamado Onésimo se había escapado de su dueño, Filemón, y había huido desde Colosas hasta Roma, con la esperanza de poder desaparecer en el ambiente populoso y urbano de la ciudad. Una vez en Roma, Onésimo, ya sea por accidente o por su propio designio, entró en contacto con Pablo, quien prontamente guio al esclavo fugitivo a la fe en Jesucristo. Pablo ya tenía planificado enviar una carta a la iglesia colosense por manos de Tíquico. Por lo tanto, desde la cárcel en Roma en el 61 o el 62 d. C., al mismo tiempo que envió su carta a los colosenses, Pablo le escribió una carta personal a Filemón y la envió con Onésimo cuando este regresó a Colosas.

¿Por qué es tan importante Filemón?

La Carta a Filemón nos recuerda que la revelación de Dios a la humanidad es intensamente personal. En obras bíblicas más formales, como los Evangelios o la Carta a los Romanos, o incluso las otras cartas de Pablo a las iglesias, podría ser fácil llevarse la impresión de que a Dios no le interesan o no tiene tiempo para las pruebas y tribulaciones de una sola casa, mucho menos la vida de un
esclavo. La Carta a Filemón se erige como una prueba contundente de lo contrario. Esta pequeña carta revela que doctrinas nobles —como el amor de Dios, el perdón en Cristo y la dignidad inherente de la humanidad —tienen una aplicación práctica y relevante en la vida cotidiana de personas de toda condición social. El libro de Filemón ilustra que principios como estos pueden y deben tener un impacto profundo en la vida de los creyentes.

¿Cuál es la idea central?

El mensaje de Pablo a Filemón era sencillo: con base en la obra que Dios ha estado haciendo en tu corazón con respecto al amor y el perdón, muestra lo mismo a tu esclavo fugitivo, Onésimo, quien ahora es creyente. El mensaje del apóstol habría tenido una mayor influencia porque Filemón lo conocía personalmente. Pablo le había explicado el evangelio a Filemón y había presenciado
el impactante resultado que este había producido: vida nueva que florecía en un corazón que otrora había estado muerto (véase Flm 1:19). Pablo sabía que la conversión no es algo que se puede tomar a la ligera, sino algo que se debe honrar y apoyar.

Por lo que Pablo hizo una petición. Quería que Filemón perdonara a Onésimo, que aceptara al esclavo como un hermano en Cristo, y que considerara enviar a Onésimo de regreso a Pablo, porque le era útil al apóstol para el servicio de Dios (Flm 1:11-14). Pablo no minimizó el pecado de Onésimo. Lo que Pablo le pedía a Filemón que ofreciera no era una clase de gracia barata. No, esta petición requeriría un sacrificio. Debido a esto, Pablo abordó el tema con gentileza y cuidado. Su carta a Filemón presenta a todo color la bella y digna transición de la esclavitud a la amistad que ocurre como resultado del amor y el perdón cristiano.

¿Cómo aplico esto?

Si vivimos lo suficiente, todos llegaremos a entender la dificultad de conceder el perdón cuando alguien nos ha ofendido. Cuesta hacerlo. Aun así, como creyentes, tenemos que reconocer que nuestra habilidad y nuestra disposición de conceder el perdón son el resultado de la obra salvadora de Cristo en la cruz. Debido a ese hecho, el perdón actúa como un factor determinante en lo que
declaramos ser y cómo esperamos vivir la vida. Cuando no perdonamos, la amargura se arraiga en nuestro corazón y ahoga nuestra vitalidad. ¿De qué maneras ha sido el perdón una lucha para ti desde que aceptaste el perdón de Cristo? Permite que la carta de Pablo a Filemón sirva como un estímulo al perdón en tu vida, y confía en que Dios producirá vida renovada en tu corazón y en tus relaciones.

Artículos Relacionados