¿Quién escribió el libro?

La primera palabra de esta carta, en el texto griego original, es el nombre de Pedro, el autor, quien se presenta como «apóstol de Jesucristo» (1 Pedro 1:1). El apóstol Pedro escribió esta carta a un grupo de cristianos que vivían dispersos por la parte norte de Asia Menor, donde pudo haber predicado previamente el evangelio.

El grupo de personas a quienes Pedro escribió probablemente incluía tanto a judíos como a gentiles. A los destinatarios de esta carta el apóstol los identifica como «extranjeros» (1 Pedro 1:1). Es una palabra que indica que les estaba hablando no solo a judíos o a gentiles, sino también a cualquier cristiano que viviera su vida de una manera que se distinguiera de la cultura a su alrededor.

¿Dónde nos encontramos?

En esta carta, Pedro aborda principalmente el sufrimiento, un tema que se anticipó a la persecución que él y otros cristianos experimentarían en los años finales del reinado de Nerón. Pedro escribió esta carta antes de su arresto, un acontecimiento que lo llevaría a su martirio entre los años 64 y 68 d. C. Al final de la carta, Pedro envió saludos desde la iglesia local de su área. Aunque la llama «Babilonia» (1 Pedro 5:13), es muy probable que el apóstol simplemente usara esta designación como una metáfora común para Roma. Pedro usó el nombre de la antigua ciudad de Mesopotamia como un sustituto para Roma porque ambas ciudades se habían entregado a la adoración de ídolos y dioses falsos. Pese a que no sabemos a ciencia cierta la ubicación de Pedro ya que la Biblia no la registra, por largo tiempo se ha creído que él, en efecto, pasó sus últimos años sirviendo a la iglesia de Roma. Con base en las numerosas referencias al sufrimiento y la persecución en esta carta, probablemente fue escrita en el 64 d. C., justo cuando aumentaba la persecución de los cristianos bajo Nerón.

¿Por qué es tan importante Primera de Pedro?

Primera de Pedro se enfoca en la importancia de que los creyentes sigan viviendo de la mejor manera mientras se encuentren sufriendo por Cristo. Por esta razón, a Primera de Pedro se le puede llamar el Job del Nuevo Testamento. La carta anima a los creyentes genuinos a perseverar en el camino que Jesús ha dispuesto para todos Sus seguidores. La perseverancia que Pedro llama a los creyentes a practicar es similar a la que demostró Job, el hombre que sufrió a pesar de su rectitud. La primera carta de Pedro sostiene que esta es la clase de perseverancia que Dios espera de Su pueblo.

¿Cuál es la idea central?

Haber vivido cerca de Jesucristo durante tres años le dio al apóstol Pedro el ejemplo perfecto de cómo se vive una vida santa en un mundo hostil. Más que cualquier otro hombre que jamás haya caminado sobre la tierra, Jesús modeló esa clase de estilo de vida. Por lo tanto, Pedro dirige a sus lectores en la mejor dirección posible: hacia el mismo Jesús. El apóstol llama a los cristianos a adorar a Cristo como Señor de nuestras vidas, para que podamos servir como testigos del evangelio durante nuestro corto tiempo aquí en la tierra (1 Pedro 3:14-18). Luego, nos insta a hacer de Jesús el punto de enfoque de nuestras vidas para darles orden en medio de pruebas y tribulaciones. Al arraigar nuestra perseverancia en la persona de Cristo y Su obra, los creyentes siempre podemos aferrarnos a la esperanza en medio del sufrimiento.

¿Cómo aplico esto?

El sufrimiento injusto es uno de los grandes problemas que inquietan el corazón de las personas hoy en día. Batallamos con frustración, enojo e incertidumbre cuando las pruebas extrañas o inesperadas tocan nuestra vida. Muy a menudo, en esos momentos difíciles de la vida, reina la confusión en tanto que mengua el contentamiento y surgen preguntas mientras disminuye la oración. ¿Cómo reacciona cuando viene el sufrimiento? Muchas personas se desmoronan con solo pensar en otro dolor o prueba. Otros están a la altura de la ocasión.

Es probable que la mayoría de nosotros estemos en algún espacio intermedio. Pedro anima a sus lectores cristianos a perseverar en la fe. Levantarnos cada mañana y pasar los días simplemente poniendo un pie delante del otro no es suficiente; tampoco es aconsejable pegar sonrisas falsas en nuestro rostro para encubrir los problemas. En cambio, la lección de Primera de Pedro es que debemos avanzar por las pruebas, tanto reconociendo su presencia en nuestra vida como andando en santidad como personas de fe. Así que ¡siga adelante! Es en los momentos más oscuros que brilla más fuerte nuestra luz colectiva.

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