¿Quién escribió el libro?

Al inicio de esta carta Pedro se presenta como «esclavo y apóstol de Jesucristo», y dirige la carta a «ustedes, que gozan de la misma preciosa fe que tenemos» (2 Pedro 1:1). Más adelante, cuando reflexiona de que «esta es la segunda carta que les escribo» (2 Pedro 3:1), se hace evidente que Pedro le estaba escribiendo al mismo grupo de creyentes que habían recibido su primera carta.

Se ha derramado mucha tinta en tiempos modernos sobre la pregunta de si Pedro fue o no fue el escritor de este libro. De hecho, la autoría de 2 Pedro es más disputada que la de cualquier otro libro del Nuevo Testamento. Sin embargo, la carga de la prueba siempre está en aquellos que dudan de la referencia directa del primer versículo de la carta. A pesar de sus esfuerzos, ningún erudito ha sido capaz de presentar argumentos lo suficientemente persuasivos como para crear serias dudas en cuanto a la inspiración e inerrancia de las Escrituras, al desestimar lo revelado en 2 Pedro 1:1.

¿Dónde nos encontramos?

Pedro escribió esta carta desde Roma, poco después de que hubiera escrito 1 Pedro desde la misma ciudad, entre el 64 y el 66 d. C. ¿Qué le habría impulsado a escribir otra carta al mismo grupo tan poco tiempo después de la primera? Por el contenido de esta carta, parece que Pedro había recibido reportes de falsos maestros dentro y entre las iglesias de Asia Menor. El apóstol escribió para advertir a los creyentes de estas iglesias en cuanto a la presencia insidiosa de aquellos que esparcían herejías entre ellos (2 Pedro 2:1) e identificó a estos «burladores» como una señal de los últimos días (2 Pedro 3:3). Pedro quería animar a sus compañeros creyentes a permanecer firmes e instruirlos sobre cómo hacerlo de la mejor manera.

¿Por qué es tan importante Segunda de Pedro?

Las iglesias de Asia Menor no solo enfrentaban la persecución y el sufrimiento tratados en la primera carta de Pedro, sino que también tenían peleas y discordias dentro de la comunidad cristiana. En un esfuerzo por detener la corriente de herejía y falsas enseñanzas entre los cristianos, Pedro hizo énfasis en la importancia de aprender y aferrarse al conocimiento apropiado de Dios. De hecho, este concepto era tan importante para él que la palabra conocimiento aparece de una forma u otra, una y otra vez, a lo largo de esta breve carta de tres capítulos.

¿Cuál es la idea central?

El tema de 2 Pedro es sencillo: la madurez espiritual es el remedio para las falsas enseñanzas y representa una manera correcta de reaccionar ante los herejes en vista de la venida de Cristo. Cuando los falsos maestros susurran sus dulces palabras a los oídos de los cristianos inmaduros, el cuerpo de Cristo se comienza a desintegrar y perder lo que lo hace distintivo en primer lugar: la fe en la persona de Jesucristo y Su obra distintiva.

Por lo que Pedro animó a sus lectores a concentrarse en adquirir el verdadero conocimiento de Dios y poner en práctica la vida de fe, esforzándose «al máximo» para que «se vea que ustedes llevan una vida pacífica que es pura e intachable a los ojos de Dios» (2 Pedro 1:5; 3:14). Si los creyentes no seguían su consejo, les cederían su comunidad cristiana a los herejes, o sea, en este caso, a quienes inventaban «mentiras ingeniosas para apoderarse del dinero» de ellos (2 Pedro 2:3).

¿Cómo aplico esto?

Al igual que los destinatarios de la carta de Pedro, todos pasamos por tiempos difíciles en que nos resulta difícil saber qué es lo correcto. Parece que esas pruebas nos golpean aún más fuerte cuando la fuente de las batallas llega de un lugar o de una persona cercana a nosotros. Es probable que hayamos presenciado algo similar en nuestra experiencia en la iglesia: un amigo que miente, un pastor que confunde y desinforma, un mentor que causa división.

Los creyentes pueden crear disensión de maneras múltiples, particularmente en las áreas de las relaciones y la teología. Para protegerse contra esa clase de discordia, tanto en nuestras familias como en nuestras iglesias, el pueblo de Dios tiene que saber quién es Él. Nuestro conocimiento de Dios es la primera línea de defensa contra los conflictos que amenazan con destruirnos. Con eso en mente, ¿qué está haciendo para crecer en su fe? Debemos dedicar tiempo a proteger nuestra mente con el conocimiento apropiado de Dios para que no nos desviemos del camino de la unidad que Dios ha dispuesto para nosotros.

Artículos Relacionados