¿Quién escribió el libro?

El solo hecho de que Pablo predicara el evangelio durante meses en Tesalónica e instruyera a la nueva iglesia de allí en cuanto a los fundamentos de la fe no era protección suficiente para los creyentes en contra de herejes maquinadores. De hecho, la inmadurez teológica de cualquier iglesia nueva presenta un blanco perfecto para aquellos que quieren engañar a la congregación y distorsionar la verdad. Pablo, preocupado por sus amigos y los problemas que ellos tenían con los falsos maestros, escribió esta segunda carta a los creyentes de Tesalónica con la esperanza de estimularlos en su nueva y creciente fe.

¿Dónde nos encontramos?

Pablo escribió esta carta desde Corinto en el 51 d. C., meses después de haberles escrito su primera carta. Ya que el contenido de la segunda carta tiene algunas similitudes temáticas con la primera, es probable que Pablo hubiera recibido un segundo informe desde Tesalónica en el que se detallaban preguntas adicionales o problemas en cuanto a los tiempos finales. Varias de las referencias de Pablo indican que algunos falsos maestros de Tesalónica engañaban, de manera deliberada, a los creyentes nuevos, incluso al punto de falsificar cartas para que parecieran haber llegado de Pablo (véase 2 Tesalonicenses 2:2). Por lo tanto, en esta carta, el apóstol tuvo mucho cuidado de asegurarse de que los tesalonicenses no solo entendieran sus puntos de vista en cuanto a los tiempos finales, sino también de mostrarles cómo era su caligrafía, para que pudieran ser capaces de identificar si otras cartas eran auténticamente suyas (véase 2 Tesalonicenses 3:17).

¿Por qué es tan importante Segunda de Tesalonicenses?

Segunda de Tesalonicenses se distingue por su enseñanza detallada sobre los tiempos finales. Falsos maestros habían presentado cartas fraudulentas, supuestamente de Pablo, y habían dicho a los creyentes tesalonicenses que el día del Señor ya había ocurrido. Esto habría sido especialmente perturbador para ellos, pues en su carta anterior, Pablo los había alentado al decirles que serían arrebatados antes de que los siete años de Tribulación ocurrieran en la tierra.

Pablo les explicó que esta Tribulación todavía no había llegado, porque cierto «hombre de anarquía» todavía no había sido revelado (2 Tesalonicenses 2:3). A quien Pablo identifica como el «hombre de anarquía», otros pasajes de Daniel, Mateo y Apocalipsis lo identifican como el Anticristo. No obstante, Pablo animó a los tesalonicenses a no preocuparse, porque el Anticristo no vendría hasta que aquel que lo refrena, cuya identidad aparentemente era conocida por los tesalonicenses, fuera retirado de la tierra (2 Tesalonicenses 2:6-7). Se ha debatido mucho sobre la identidad de esta figura restrictiva, aunque debido a la naturaleza del trabajo que esta persona hace es probable que sea el Espíritu Santo, quien obra de manera redentora a través de la iglesia. Cuando los creyentes dejen la tierra en el Rapto, entonces todos los que permanezcan experimentarán la ira de Dios en la Tribulación.

¿Cuál es la idea central?

El apóstol Pablo, por estar preocupado por estos creyentes nuevos —quienes trataban de permanecer firmes mientras estaban bajo la presión de falsos maestros—, les enseñó a los tesalonicenses que su esperanza en el futuro regreso de Cristo debía servirles como motivo de ánimo en sus sufrimientos. Pablo escribió para motivarlos a vivir de manera responsable, siempre relacionando sus enseñanzas sobre Jesús con el crecimiento práctico que el creyente debe exhibir.

¿Cómo aplico esto?

La disciplina y el autocontrol pueden ir desapareciendo rápidamente cuando una sociedad se enfoca en las cosas materiales. ¿Por qué? Las personas olvidan las realidades espirituales que deberían gobernar sus vidas. Llenos de éxito financiero y material, muchos creyentes se han dejado caer en una existencia indisciplinada y perezosa. Tienen poco interés por los demás, especialmente en relación con lo que podría entrar en conflicto con los deseos personales, carnales. ¿De qué manera está su vida diaria en conflicto con el deseo de Dios de que viva bien y sirva a los demás?

Pablo sabía que la esperanza en Cristo animaría la perseverancia en llevar una vida piadosa. Esta esperanza es justo lo que les falta a muchos hoy en día. La desesperanza es una de las razones del desliz gradual hacia un mayor egocentrismo. A medida que lea las palabras de 2 Tesalonicenses, permita que la pluma de Pablo reanime su esperanza y avive la llama de su deseo de vivir de una manera trabajadora que honra a Dios.

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