¿Quién escribió el libro?

En la versión griega de 3 Juan, el apóstol Juan se identifica a sí mismo únicamente como «el anciano» (3 Juan 1:1), repitiendo lo que hizo en una de sus cartas anteriores, 2 Juan. Cuando Juan escribió esta carta final, se acercaba al final de su vida, una vida que había cambiado dramáticamente unas seis décadas antes, cuando Jesús había extendido un llamado a Juan y a su hermano, Santiago, para que dejaran su barca de pescar. Los jóvenes habían dejado atrás su sustento y a su padre, Zebedeo, para seguir a Jesús (Mateo 4:21-22). En tanto que, de los doce discípulos, Santiago fue el primero en morir por su fe (Hechos 12:2), Juan sobrevivió a todos los demás. En su Evangelio, Juan se refería a sí mismo como «el discípulo a quien Jesús amaba» (Juan 13:23; 19:26; 20:2; 21:7, 20), un título que destaca uno de los grandes temas que se encuentran entretejidos en todas las contribuciones bíblicas de Juan, incluyendo 3 Juan: el amor de Dios manifestándose en las vidas de los que forman Su pueblo.

¿Dónde nos encontramos?

Aunque la fecha no se puede precisar con certeza debido a la falta de información específica en la carta, 3 Juan probablemente fue escrita alrededor del 90 d. C., cerca del período de tiempo de las otras cartas de Juan. Esta carta fue dirigida a Gayo, el líder de una o más de las iglesias en Asia Menor. El apóstol había recibido un reporte sobre algunas dificultades ocasionadas por un hombre llamado Diótrefes, así que escribió para reforzar a Gayo la manera correcta de lidiar con esta clase de problema.

¿Por qué es tan importante Tercera de Juan?

En tanto que Gayo lidiaba con algunos problemas en su sector, Juan quería guiarlo no solo sobre cómo reaccionar a las pruebas, sino también sobre cómo relacionarse con aquellos que proclaman la verdad. Las tres cartas de Juan se refieren, en gran parte, al tema de la comunión: con Dios, ante los enemigos del evangelio, y en el caso de 3 Juan, con aquellos que proclaman la verdad. Juan quería estar seguro de que las iglesias les dieran una cálida acogida a aquellos que viajaban por ahí predicando el evangelio, ofreciéndoles hospitalidad y, más adelante, dándoles una despedida que le agradara a Dios (3 Juan 1:6).

¿Cuál es la idea central?

Los problemas habían llegado a la iglesia en Asia. Diótrefes había tomado el control de una de las iglesias de allí y había usado su poder para prohibir rotundamente que ciertos misioneros itinerantes llegaran a la iglesia. En cierto momento, la iglesia había percibido que él tenía potencial como líder y lo había puesto a cargo, pero ahora, en el puesto principal, el poder se le había subido a la cabeza. Rehusaba permitir que los ministros itinerantes del evangelio predicaran y descansaran en su iglesia. Peor aún, habiendo recibido previamente una corrección de Juan, Diótrefes había rehusado hacerle caso (3 Juan 1:9). Esta situación problemática impulsó a Juan a escribirle a Gayo, elogiando a los creyentes por permanecer firmes en la verdad, y por hacerlo con una actitud amorosa. Estos cristianos se esforzaban por hacer del evangelio una realidad en sus vidas a través de la manera en que se trataban unos a otros y a los maestros itinerantes. Como respuesta a este buen reporte acerca del comportamiento de estos cristianos comunes y corrientes, Juan los anima a seguir amando y apoyando a los creyentes itinerantes que se estaban entregando a sí mismos al ministerio en las iglesias de Asia.

¿Cómo aplico esto?

¿Cómo le demuestra hospitalidad a otros cristianos, particularmente a aquellos que le sirven a usted y a otros en su iglesia local y en las iglesias alrededor del mundo? Para demostrar hospitalidad a otros, sobre todo a extranjeros, se requiere un nivel de confianza y aceptación que no necesariamente se requiere de nosotros en nuestra vida diaria. Nos obliga a depender de nuestro vínculo común en Jesucristo en lugar de basar la relación en un parentesco común o de una experiencia compartida. Nos obliga a salir de nuestras zonas de comodidad y a entrar a un territorio en el que debemos poner nuestra confianza en Dios.

Juan usa palabras como amor y verdad para describir esta manera de vivir, y usa la actitud y las acciones de Diótrefes como un ejemplo negativo para ilustrar los peligros de andar por un camino distinto. Como cristianos, tenemos la responsabilidad de vivir de acuerdo con la imagen que encontramos en la vida y ministerio de Jesús, y una de las maneras en que esto se manifiesta es en nuestro cuidado y apoyo a los que sirven al pueblo de Dios. Nuestro Señor estuvo rodeado de personas que cuidaron de Él. Tercera de Juan nos enseña que nosotros debemos hacer lo mismo para aquellos que continúan las enseñanzas de Jesús en nuestros días.

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