¿Quién escribió el libro?

Pablo nunca había estado en Colosas cuando escribió su carta a los cristianos allí (Colosenses 2:1). Eso puede explicar los saludos personales que incluyó al final de la carta, una práctica que él generalmente reservaba para las cartas a las iglesias que no había visitado (Romanos, por ejemplo). Pablo buscaba desarrollar conexiones personales con las personas a las que esperaba enseñar y servir. El tono personal al final de esta carta habría sido especialmente conmovedor para crear una conexión con los creyentes colosenses. ¿Por qué? Una de las razones de Pablo para escribirles era denunciar a los maestros herejes que estaban inquietando a los cristianos colosenses.

¿Dónde nos encontramos?

En el 60 o 61 d. C., bajo arresto domiciliario en Roma, Pablo escribió esta carta después de escuchar un informe de que los creyentes de Colosas estaban lidiando con falsas enseñanzas. El informe vino de Epafras, un líder de la iglesia de Colosas, quien se había convertido como resultado del prolongado ministerio de Pablo en Éfeso. Epafras había llegado a Roma, en parte, para servir a Pablo durante su encarcelamiento (Colosenses 1:7). Otro motivo de su viaje era para avisarle de las enseñanzas peligrosas que la iglesia estaba escuchando. Por eso Pablo envió esta carta —junto con las cartas a Filemón y a los efesios— con Tíquico (Colosenses 4:7), un colaborador de Pablo que habría podido ayudar a los creyentes colosenses a entender y aplicar las enseñanzas del apóstol en la carta.

¿Por qué es tan importante Colosenses?

La iglesia de Colosas estaba bajo el ataque de falsos maestros que negaban la deidad de Jesús y enseñaban que Él en realidad no era Dios. La naturaleza divina de Jesucristo como Creador y Redentor era algo no negociable. Pablo abordó con términos directos la situación de los colosenses para aclarar la teología turbia acerca de Jesús. Para Pablo, era crucial que esta iglesia conociera al Señor en toda Su grandeza y gloria, y no con la perspectiva deficiente que los falsos maestros les estaban dando (Colosenses 1:25; 2:1-2).

¿Cuál es la idea central?

En el libro de Colosenses, el apóstol Pablo usa algunos de los términos más elevados de todo el Nuevo Testamento para describir a la persona de Cristo. El apóstol se enfoca en la total suficiencia de Cristo y Su supremacía sobre todas las cosas, porque los falsos maestros de Colosas habían causado que ese mensaje fuera imperativo. Pablo presenta a Cristo como el Señor del universo, no solo activo como el Creador, sino también participando en Su creación a través de la encarnación. Cristo era y es «la imagen visible del Dios invisible», que contiene en Sí mismo toda la plenitud de Dios y de la humanidad (Colosenses 1:15; 2:9). Él es soberano por encima de todas las cosas, con una autoridad que el Padre le dio. Como tal, Jesús también es la cabeza de la iglesia (Colosenses 1:18). Dios ha reconciliado todas las cosas consigo mismo, a través de la muerte de Cristo en la cruz (Colosenses 1:20‑22); como resultado, todos los creyentes tienen vida en Dios y Él los ha encaminado hacia una vida recta. Esta perspectiva correcta de Cristo sirvió como el antídoto para la herejía colosense, y ha permanecido como una piedra angular para la vida y doctrina cristianas a lo largo de la historia de la iglesia.

¿Cómo aplico esto?

¿Qué viene a su mente cuando piensa en Jesús? Su concepto de Jesucristo hará un impacto en cada área de su vida. Actualmente, muchas personas solo quieren instrucción «práctica» y ayuda para vivir. Desdeñan los temas profundos como la doctrina y la teología, porque piensan que estos no tienen conexión alguna con el mundo real. La opinión de Pablo era distinta. Él vio que los problemas cristológicos de la iglesia colosense tenían aplicación práctica. Es lo mismo hoy en día. Los creyentes hemos muerto con Cristo; por lo tanto, debemos morir al pecado. También hemos sido resucitados con Cristo; por lo tanto, debemos vivir nuestra vida en Él y vestirnos con cualidades que estén motivadas por el amor cristiano. Debido a que Jesús es Señor de todo, la vida del cristiano es una vida de sumisión a Cristo. ¿Sigue a Jesús de esa manera? El libro de Colosenses le ayudará. Nuestra fe en Jesucristo debería transformar las relaciones que tenemos en cada área de nuestra vida: en nuestros hogares, nuestras iglesias y en nuestro mundo.