¿Quién escribió el libro?
Pablo nunca había estado en Roma cuando escribió su carta a los Romanos, aunque claramente expresó su deseo de viajar allí en el futuro cercano (Hch 19:21; Rm 1:10-12). En Romanos 16, el apóstol saluda por nombre a veinticinco personas distintas y a muchos otros por asociación, personalizando esta carta enviada por un hombre que habría sido relativamente un desconocido para la mayoría de los destinatarios. Sin duda, habían oído de Pablo y se habrían sentido honrados con su carta. Sin embargo, Pablo aprovechó la oportunidad de relacionarse de manera personal con ellos para que el mensaje de esta carta fuera mejor recibido. ¡Imagina recibir la Carta a los Romanos en tu buzón!
¿Dónde nos encontramos?
El apóstol Pablo escribió a los romanos desde la ciudad griega de Corinto en el 56 o el 57 d. C., alrededor de tres años después de que el joven Nerón ascendió al trono como emperador de Roma. La situación política en la capital todavía no se había
deteriorado para los cristianos romanos. Nerón no comenzaría a perseguirlos sino hasta que los convirtió en chivos expiatorios, después del gran incendio romano en el 64 d. C. Pablo le escribía a una iglesia que estaba experimentando una época de relativa paz, pero que necesitaba una fuerte dosis de doctrina cristiana básica.
Al escribir desde Corinto, es probable que Pablo se topaba con una gran variedad de personas y prácticas, desde marineros bruscos y comerciantes meticulosos, hasta idólatras adinerados y esclavos cristianos. Esta prominente ciudad griega también era un hervidero de inmoralidad sexual y adoración de ídolos. Por lo que, cuando Pablo les escribió a los romanos sobre la pecaminosidad del ser humano y el poder de la gracia de Dios para cambiar vidas de manera milagrosa, él sabía de lo que estaba hablando. Eso estaba ocurriendo ante sus ojos todos los días.
¿Por qué es tan importante Romanos?
De todas las Escrituras, la Carta a los Romanos permanece como la presentación más clara y sistemática de doctrina cristiana. Pablo comienza discutiendo algo fácilmente observable en el mundo: la pecaminosidad de toda la humanidad. Todas las personas han sido condenadas a causa de nuestra rebelión en contra de Dios. Sin embargo, Dios, en Su gracia, nos ofrece justificación por la fe en Su Hijo, Jesús. Cuando Dios nos justifica, somos redimidos y recibimos la salvación porque la sangre de Cristo cubre nuestro pecado. No obstante, Pablo deja claro que la búsqueda de Dios por parte del creyente no se detiene con la salvación; continúa mientras cada uno de nosotros es santificado (hecho santo), a medida que persistimos en seguirlo. La
manera en que estos asuntos son tratados por Pablo ofrece una presentación lógica y completa de cómo las personas pueden ser salvas del castigo y el poder de su pecado.
¿Cuál es la idea central?
El tema principal que se encuentra a través de la carta de Pablo a los romanos es la revelación de la justicia de Dios en Su plan de salvación, lo que la Biblia llama el evangelio: «No me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo —escribe Pablo—, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles. Esa Buena Noticia nos revela cómo Dios nos hace justos ante sus ojos, lo cual se logra del principio al fin por medio de la fe. Como dicen las Escrituras: “Es por medio de la fe que el justo tiene vida”» (Rm 1:16-17). Pablo muestra que los seres humanos carecemos de la justicia de Dios por causa de nuestro pecado (Rm 1–3), y cómo recibimos la justicia de Dios cuando Dios nos justifica por la fe (Rm 4–5). La justicia de Dios se demuestra en la forma en que Él nos transforma de rebeldes a seguidores (Rm 6–8), y se confirma en la manera en que Él les concede salvación a los judíos (Rm 9–11). Como receptores de Su justicia, debemos ejercer esa justicia de maneras prácticas a lo largo de nuestras vidas (Rm 12–16).
¿Cómo aplico esto?
La estructura de Romanos provee una clave en cuanto a la importancia del libro para nuestra vida diaria. Comenzando con once capítulos de doctrina, el libro luego hace una transición a cinco capítulos de instrucción práctica. Esta unión entre la doctrina y la vida ilustra para los cristianos la importancia absoluta tanto de lo que creemos como de la forma en que vivimos nuestras vidas. ¿Refleja tu vida día a día las creencias que tienes, o te encuentras en una batalla constante con la hipocresía? Pon atención a la doctrina que encuentras entre las páginas de Romanos, y luego, no olvides ponerla en práctica.