Muchos hablamos de la gracia como el corazón del Evangelio, y con razón. Pero como bien dice el pastor Swindoll: «Creer en la gracia es una cosa; vivirla es otra muy distinta».
Jesús ilustró esta tensión en la parábola del siervo despiadado (Mateo 18:21–35). Un hombre, perdonado de una deuda impagable, se niega a perdonar una deuda insignificante. La ironía es dolorosa. . . y común. ¿Cómo podemos, quienes hemos sido perdonados por Cristo, negar ese mismo regalo a otros?
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06 Boletín digital junio 2025
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