Los asesinos de la gracia están por doquier. Los encontramos en el lugar donde trabajamos, en nuestro vecindario y a veces inclusive en nuestro hogar. Y lo que es triste, aún se encuentran en nuestras iglesias. Estamos rodeados de personas que critican, condenan y derrumban cualquier esperanza de una vida llena de gozo. En las palabras del pastor Swindoll: Muchas de las personas que deberían estar predicando el evangelio de la gracia se han convertido en implacables jueces que acusan a todo aquel que no se ajusta a su manera de pensar.
Hay una alternativa a la larga lista de no haga esto y no haga aquello, y a andar por la vida con el rostro serio. Y esa alternativa es la libertad que experimentará cuando viva en la maravillosa gracia que el Hijo de Dios quiere derramar abundantemente en su vida.
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