La realidad es que muchas iglesias apartan a mucha más gente de Cristo de la que alguna vez han ganado para Él. ¡Y con frecuencia son los cristianos celosos de su fe, pero indiferentes en su práctica, quienes ahuyentan a la mayoría de las personas! La razón es que aunque pueden ser verdaderos cristianos, con su manera de vivir manifiestan un cristianismo falso. En contraste, el cristianismo auténtico emite una fragancia y una fascinación que atrae a las personas a Cristo. Y en ningún lugar se manifiesta mejor este tipo de cristianismo auténtico que en la manera en que servimos. Al examinar 2 Corintios 2:12-17, Pablo nos revela en términos claros dos aspectos de su liderazgo: su vulnerabilidad como siervo y la efectividad de su servicio.

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