Cada estudiante de medicina alrededor del mundo requiere centrar su atención en el estudio de la anatomía humana. Si desea poder ayudar a las personas en sus necesidades físicas, entonces debe conocer la forma en que el cuerpo humano se comporta—cómo se compone, cómo funciona y qué hacer cuando no funcione correctamente. Los cristianos haríamos bien en imitar a los estudiantes de medicina. Debido a que también somos miembros de un cuerpo, del cual Cristo es la Cabeza, el poder conocer la forma en que el cuerpo de creyentes se comporta, nos daría una mejor comprensión de la iglesia—de cómo se compone, cómo funciona y cómo responder cuando no funcione correctamente. Esta analogía que Pablo hace al comparar a la iglesia con el cuerpo humano nos ayudará a comprender mejor cuál es nuestra contribución única a la iglesia de Jesucristo.
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