Tres siglos antes de Cristo, un filósofo griego llamado Bión, usó una imagen verbal para enseñar una gran verdad para todos los tiempos: «Si bien los chicos lanzan piedras a las ranas por diversión, las ranas no mueren en broma, sino en serio». ¿Un poquito de diversión, no es cierto? Quizás para los chicos. Pero ciertamente no para las desafortunadas ranas. Para ellas, esto es cuestión de vida o muerte, no de diversión. Tristemente, aun como adultos, muchos nos paramos a las orillas del pantano y nos lanzamos filosas rocas. Solo que en lugar de piedras de verdad, lo que lanzamos son palabras hirientes y cortantes. En nuestro estudio de hoy exploraremos esta pregunta: ¿Por qué nos apedreamos unos a otros? Para ayudarnos a responder esta pregunta, en estos siete versículos de este pasaje en Efesios, Pablo nos da cuatro advertencias en forma de contraste. Se enfoca también en seis cosas que dañan nuestro caminar espiritual y agrega tres cosas que edifican verdaderamente al cuerpo de Cristo.

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