«Amor» y «matrimonio» son dos palabras que comúnmente se asocian la una con la otra. Partimos de la idea de que cuando dos personas se casan, lo hacen por el amor que se tienen mutuamente. Pero la palabra «amor» ha perdido su significado para muchos en la sociedad moderna en la que vivimos. Muchos han desconectado el amor con el compromiso y se refieren al amor como simplemente un sentimiento momentáneo o fugaz. Para que el amor y el matrimonio prosperen, la clave es el compromiso. Un escritor lo dijo de esta manera: «El amor debe ser visto como algo que en cierto sentido nunca ‘es’ sino que siempre ‘llega a ser’, y lo que ‘llega a ser’ depende de la contribución de ambas personas y lo fuerte de su compromiso». El amor en el matrimonio continuará eludiendo a aquellos que no son capaces de ser fieles en su compromiso con su cónyuge. Para que el amor crezca, madure y se profundice se requiere el compromiso. Se debe hacer frente a la crisis en el compromiso matrimonial si se espera ver fluir el amor verdadero a través de la institución ordenada por Dios del matrimonio.

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