¿Quién escribió el libro?

El profeta Amós era un pastor de ovejas de Tecoa (Amó2 1:1), un pequeño pueblo como a dieciséis kilómetros al sur de Jerusalén. Amós dejó claro en sus escritos que no era de una familia de profetas, ni siquiera se consideraba uno. Más bien, era un pastor y agricultor, un «cultivador de las higueras sicómoros» (Amós 7:14-15). La conexión que Amós tenía con la vida sencilla de las personas se hacía patente en el corazón de sus profecías, y él demostró tener sensibilidad por los oprimidos y los que no tienen voz en el mundo.

¿Dónde nos encontramos?

Amós profetizó «dos años antes del terremoto» (Amós 1:1; véase también Zacarías 14:5), justo antes de la mitad del octavo siglo a. C., durante los reinados del rey Uzías en Judá y del rey Jeroboam en Israel. Sus reinados coincidieron durante un período de quince años, desde el 767 a. C. al 753 a. C.

Aunque era de Judá, el reino del sur, Amós dio su profecía contra Israel, el reino del norte, y contra las naciones vecinas, lo cual produjo un poco de resistencia de parte de los israelitas orgullosos (Amós 7:12-13). El reinado de Jeroboam había sido bastante rentable para el reino del norte, por lo menos en el sentido material. Sin embargo, la decadencia moral que había ocurrido durante este tiempo contrarrestaba cualquier aspecto positivo obtenido del crecimiento material.

¿Por qué es tan importante Amós?

Amós estaba hastiado. En tanto que la mayoría de los profetas intercalaban redención y restauración en sus profecías contra Israel y Judá, Amós dedicó tan solo los últimos cinco versículos de su profecía a esa consolación. Antes de eso, las palabras de Dios a través de Amós estaban dirigidas principalmente contra las personas privilegiadas de Israel, que no amaban a su prójimo, que se aprovechaban de otros y que solamente se preocupaban de sus propios intereses.

Más que cualquier otro libro de las Escrituras, el libro de Amós hace responsable al pueblo de Dios por el maltrato a los demás. Repetidas veces señala el fracaso del pueblo en cuanto a adoptar para sí la idea que tiene Dios acerca de la justicia. Vendían a los necesitados a cambio de bienes, se aprovechaban de los desamparados, oprimían a los pobres, y los hombres usaban a las mujeres inmoralmente(Amós 2:6-8; 3:10; 4:1; 5:11-12; 8:4-6). El pueblo, embriagado por su éxito económico y decididos a fortalecer su posición financiera, habían perdido su compasión por los demás, y particularmente por los más vulnerables. Amós los reprendió porque el estilo de vida de Israel reveló que se habían olvidado de Dios.

¿Cuál es la idea central?

Mientras que el pueblo de Israel en el norte disfrutaba de un tiempo de éxito casi incomparable a expensas de los pobres, Dios decidió llamar a un pastor y agricultor tranquilo a que viajara desde su hogar en Judá hasta Israel para llevar un mensaje de juicio a los que vivían allí. Para los habitantes del norte, el estatus de Amós como extranjero probablemente sirvió como una excusa conveniente para ignorar su mensaje que enfrentarían juicio debido a sus muchos pecados.

En tanto que sus vidas externas resplandecían con los rayos del éxito, sus vidas internas estaban hundidas en un pozo de decadencia moral. En lugar de buscar oportunidades para lograr justicia para los pobres, para adorar al Señor y para vivir vidas santas, se aferraron a la arrogancia, la idolatría, la superioridad moral y el materialismo. Amós comunicó el desdeño profundo de Dios por la vida hipócrita de Su pueblo (Amós 5:21-24). Su profecía concluye con solo un breve vistazo de restauración, pero esto incluye la promesa de Dios de restaurar todo lo que Su pueblo perdería en el juicio (Amós 9:11-15).

¿Cómo aplico esto?

La injusticia se impregna en nuestro mundo, pero los cristianos con frecuencia le hacemos la vista gorda en aras de hacer un trabajo «más importante», como orar, predicar y enseñar. Sin embargo, el libro de Amós nos recuerda que esas obras, que sin duda alguna son centrales para la vida cristiana, suenan huecas cuando no amamos y servimos a los demás. ¿Hay veces en que cae en la trampa de darle prioridad a la oración por encima del servicio?

La profecía de Amós debería simplificar las decisiones en nuestras vidas. En lugar de elegir entre la oración y el servicio, el libro de Amós nos enseña que ambos son esenciales. Dios llama a los cristianos no solo a estar en una relación con Él, sino también a estar en relación con los demás. Para aquellos cristianos cuya tendencia ha sido enfocarse más en el Dios invisible que en Su creación visible, Amós nos jala hacia el centro donde las necesidades de las personas, tanto las físicas como las espirituales, son importantes en el esquema de justicia de Dios.

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