¿Quién escribió el libro?
«El cronista» —término que los eruditos han usado desde hace mucho para referirse al autor de este libro— es anónimo. La tradición judía especula que Esdras pudo haber escrito Primero y Segundo Crónicas, que, al igual que Samuel y Reyes,
originalmente formaron una sola obra. Pero nada en el texto da una pista definitiva en cuanto al compilador del material.
Quienquiera que haya sido el autor inspirado, fue muy cuidadoso en usar fuentes confiables para contar la historia del pueblo de Dios para aquellos que regresaban a la tierra después de décadas en el exilio. Varias indicaciones a lo largo del libro revelan que el autor dependía de una variedad de textos fuente, ya que con frecuencia se refiere a libros y registros específicos que son citados como documentación histórica confiable.
¿Dónde nos encontramos?
El período que se cubre en Primero de Crónicas refleja partes de Segundo de Samuel y Primero de Reyes. En Primero de Crónicas, el cronista se enfoca en el reinado de David, incluyendo algunos acontecimientos distintos y omitiendo otros que se registran en Samuel y Reyes; este documento refleja los sucesos particulares que son significativos para el propósito del autor. Por ejemplo, Primero de Crónicas no incluye el adulterio de David con Betsabé (2 Samuel 11), que era un hecho bastante conocido incluso antes de que el cronista comenzara a escribir, pero que no contribuía al mensaje que el cronista estaba tratando de comunicar con este relato de la historia nacional.
Es muy probable que Crónicas fue escrito durante el tiempo de Esdras y Nehemías, cuando los judíos estaban mayormente dispersos en toda Persia y algunos habían regresado a Israel. Una fecha probable para su escritura es alrededor del año 400 a. C.
¿Por qué es tan importante Primero de Crónicas?
Los lectores observarán al inicio de 1 Crónicas el extenso espacio dedicado a las genealogías. ¿Por qué son tan importantes estas listas de familias en este libro? El pueblo había estado viviendo por décadas como exiliados en tierras extranjeras. Necesitaban conocer su historia, y tener la seguridad de que verdaderamente estaban conectados con esa historia por medio de su genealogía, para tener confianza en su afirmación de que eran los herederos legítimos de la Tierra Prometida. Además de historia genealógica, Primero de Crónicas enumera sacerdotes, levitas, ejércitos, oficiales del templo y otros líderes de varios ministerios para asegurar que la gente apropiada estaba involucrada en la adoración correcta de Dios.
En Crónicas, la historia de Israel se cuenta desde una perspectiva sacerdotal. El cronista dedica una atención significativa a enfatizar la adoración correcta de Dios y el cumplimiento de las regulaciones de Su ley. El autor incluye las decisiones de David en cuanto a la manera apropiada para llevar a cabo el traslado del arca del pacto (1 Crónicas 13, 15–16) y descripciones detalladas del regreso del mismo a Jerusalén. El cronista incluso destaca uno de los salmos de David (véase 1 Crónicas 16:8‑36). Leemos la historia de cómo David compró el campo de trillar de Arauna el jebuseo, que luego designa como el futuro sitio del templo (1 Crónicas 21:15–22:1). Aunque David deseaba construir el templo, Dios le reveló que uno de sus hijos tendría ese honor (1 Crónicas 17:1-14). El énfasis en el templo es clave para un pueblo que está en el proceso de regresar y necesita reconstruir la casa de Dios.
¿Cómo aplico esto?
Lea la espléndida oración de David en 1 Crónicas 29. Considere su propio legado espiritual. ¿Le gustaría modelar tal fortaleza y carácter piadoso a sus propios hijos? ¿Qué pasos debe dar para verdaderamente hacer eco de la actitud de David en 1 Crónicas 29:11? «Tuyos, oh Señor —ora él—, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo». Sabiendo que Dios prueba el corazón y se complace en la integridad (1 Crónicas 29:17), pídale al Espíritu que le llene diariamente y que guíe sus pasos para que las generaciones futuras sean bendecidas.