¿Quién escribió el libro?

En su forma original, los libros de 1 y 2 Reyes comprendían un solo libro de historia (véase la introducción de 1 Reyes). El texto no da indicación directa acerca de la identidad del autor. Probablemente fue un profeta, porque muchos de los acontecimientos históricos se registraron tomando en consideración si el pueblo fue fiel a su pacto con Dios. Esdras, Ezequiel y Jeremías han sido todos nombrados por los eruditos como posibles autores.

¿Dónde nos encontramos?

Segundo de Reyes continúa la historia del reino dividido, y retoma la historia donde terminó 1 Reyes, alrededor del año 853 a. C. En el 722 a. C., la poderosa nación de Asiria invadió el reino del norte, dispersando y tomando cautivo al pueblo de Israel. Solo Judá quedó intacto. Pero luego Asiria sufrió su propia caída desastrosa ante los babilonios, quienes tomaron Nínive, la capital asiria, en el 612 a. C. Para el año 605 a. C., los babilonios habían expandido su imperio hasta el punto de dominar a Judá y llevarse a algunos cautivos. Luego, en el 586 a. C., finalmente destruyeron Jerusalén y se llevaron prisioneros adicionales al cautiverio. Muchas personas que fueron consideradas valiosas para los invasores, como el profeta Daniel y los miembros de la familia real, fueron llevadas a Babilonia en las incursiones anteriores en Judá. Para el final de 2 Reyes, el pueblo de Dios ya no vivía en su Tierra Prometida. Muchas áreas del país habían quedado prácticamente inhabitables debido al asolamiento, el incendio y otras tácticas destructivas del ejército babilónico. Los enemigos del pueblo de Dios había sido esclavizado, dispersado y diezmado por sus enemigos, tal como Dios había advertido que ocurriría si Su pueblo rehusaba arrepentirse.

El libro termina con un epílogo, dando una idea de la buena fortuna de Joaquín, el exiliado rey de Judá.

¿Por qué es tan importante Segundo de Reyes?

Segundo de Reyes destaca muchos sucesos y personas singulares. Dos personas fueron resucitadas (2 Reyes 4:32-37; 13:20-21). El profeta Elías dejó esta tierra sin morir (2 Reyes 2:1-18; Enoc fue el único otro hombre de la Biblia que lo hizo (véase Génesis 5:21-24). Las aguas del río Jordán retrocedieron dos veces (2 Reyes 2:8, 14). Estos y otros acontecimientos milagrosos dieron testimonio del trabajo continuo de Dios entre Su pueblo.

El período cubierto en este libro vio el surgimiento de los primeros profetas escritores de Israel. Amós y Oseas llegaron al pueblo de Israel, en tanto que Isaías, Joel, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías y Jeremías profetizaron en Judá; ambos grupos llamaron al pueblo al arrepentimiento y le advirtieron sobre los juicios venideros de Dios. El autor dedica un espacio extenso al ministerio de Eliseo, después de que Elías fuera llevado al cielo, y le da atención especial a los numerosos milagros que Eliseo llevó a cabo.

A ninguno de los reyes de Israel se le describe como alguien que haya hecho lo correcto a los ojos de Dios; cada uno sumió al pueblo más profundamente en la idolatría. Varios de los reyes de Judá fueron justos, especialmente Joás, Uzías, Ezequías y Josías. Ezequías se defendió de los asirios fortificando a Jerusalén y reforzando su ejército. Más adelante, Josías instituyó una gran reforma espiritual. Sin embargo, ninguno de los esfuerzos fue suficiente para contener el juicio de Dios sobre la nación por generaciones de decadencia espiritual y moral.

¿Cuál es la idea central?

Los asuntos mundiales jugaron un papel importante en los destinos de Israel y Judá. Aun así, el autor de 2 Reyes relaciona de manera directa la apostasía de los israelitas —dirigida por sus reyes malvados— con su destrucción nacional, y la señala como el juicio de Dios sobre Sus hijos obstinados. A pesar de las repetidas advertencias de los profetas de Dios de que se volvieran de sus caminos y regresaran a Dios, el pueblo siguió viviendo en pecado. Para su pesar, no creían que Dios permitiría que su nación fuera arruinada por invasores extranjeros.

Aun así, Dios, incluso después de exiliar a Su pueblo, no olvidó Su promesa a David. Dios preservó un remanente de Su pueblo y mantuvo la línea real intacta para que un día pudiera regresar a su tierra a esperar al Redentor prometido.

¿Cómo aplico esto?

Segundo de Reyes enseña una lección de vida importante: las acciones tienen consecuencias. «¡Arrepiéntete!», advirtió Dios a través de los profetas. «¡El pecado generará juicio!». Israel y Judá aprendieron a las malas que Dios habla en serio.

¿Cómo podremos aprender nosotros? Considere su corazón. ¿Es duro, resistente al llamado de Dios? ¿O puede reconocer su pecado y volver a Él? Dios está esperando su respuesta.

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