¿Quién escribió el libro?
En la Biblia hebrea, 1 Samuel y 2 Samuel originalmente eran un solo libro. La Septuaginta, la versión griega de la Biblia hebrea, dividió el libro en dos partes por primera vez. Aunque el libro no menciona a un autor específico, el material fue compilado de documentos escritos y recopilados por los profetas Natán, Gad y Samuel (1 Crónicas 29:29), siendo este último el profeta cuyo nombre fue dado al libro.
¿Dónde nos encontramos?
Segundo de Samuel se desarrolla en la tierra de Israel durante el reinado de David y sigue el curso de sus cuarenta años como rey, primero de Judá, y luego, de todo Israel (1011–971 a. C.).
¿Por qué es tan importante Segundo de Samuel?
En tanto que 1 Samuel presenta el inicio de la monarquía en Israel, 2 Samuel registra el establecimiento de la dinastía davídica y la expansión de Israel bajo el líder escogido de Dios. El libro comienza con la escena en que David se entera de la muerte de Saúl. Su lamento por las muertes de Saúl y de Jonatán, el inverosímil mejor amigo de David, demuestra el dolor personal de David por sus fallecimientos (2 Samuel 1:19-27). El Señor pronto establece a David como Su rey ungido sobre la tribu de Judá (2 Samuel 2:4) y luego sobre todo Israel (2 Samuel 5:3), y así mantiene a las doce tribus como una nación muy unida.
Los primeros diez capítulos muestran a un David que es victorioso en batalla, alabado por la gente, compasivo con los discapacitados y los pobres, y justo a los ojos de Dios. Vemos a David bailar ante el Señor en las calles de Jerusalén cuando sus hombres llevan el arca del pacto de regreso a casa (2 Samuel 6:12-16).
Aun así, los escritores de la Biblia no pasaron por alto las fallas de sus héroes. En los capítulos que siguen, observamos que el adulterio de David con Betsabé (2 Samuel 11) precipitó una serie de tragedias: la muerte de su niño (2 Samuel 12:18); la violación de Tamar, la hija de David, por Amnón, un hijo de David (2 Sm 13:1-22); el asesinato de Amnón a manos de su medio hermano Absalón (2 Samuel 13:28-29); el derrocamiento de David por Absalón (2 Samuel 15); y la posterior muerte violenta de Absalón (2 Samuel 18).
A pesar de la agitación política en sus años finales, David disfrutó del perdón y el favor del Señor. Su tristeza y lamento genuinos por sus pecados revelaron su corazón arrepentido, con el que el Señor se complació.
¿Cuál es la idea central?
Segundo de Samuel 7:16 es clave para el libro y para todo el registro bíblico: «Tu casa y tu reino continuarán para siempre delante de mí, y tu trono estará seguro para siempre». Esta promesa divina marcó el inicio de un pacto nuevo, llamado el pacto davídico, en el que Dios prometió un trono y reino eterno a la casa de David.
La promesa de Dios a David se cumpliría finalmente con Jesucristo, un descendiente de David. El pacto también incluía una promesa continua de que el pueblo de Israel tendría una tierra propia para siempre.
¿Cómo aplico esto?
A David se le conoce como «un hombre conforme al corazón de Dios» (véase 1 Samuel 13:14) porque, aunque pecó grandemente, reconoció sus fallas y se arrepintió ante Dios. Arrepentirse significa cambiar la forma de pensar en cuanto al pecado, lo que resulta en volverse hacia la justicia. Nuestro Padre sabe que no somos perfectos; fue por esta razón que envió a Su Hijo, Jesucristo, a pagar el precio por nuestros pecados para que podamos llegar a ser justos a los ojos de Dios. Cuando respondemos en humildad y nos volvemos al Señor, Él nos restaurará y nos bendecirá.
Siglos después de los acontecimientos de 2 Samuel, el apóstol Santiago escribió lo que podría ser un epitafio apropiado para David. También puede ser el suyo: «Humíllense delante del Señor, y él los levantará con honor» (Santiago 4:10).