En un mundo que ansía un liderazgo auténtico, muchos buscan modelos a seguir en esferas altas y visibles: presidentes, pastores, maestros, directores ejecutivos. Sin embargo, se suele pasar por alto una verdad más profunda: cada uno de nosotros es un líder. Como cristiano, usted posee un potencial de influencia monumental, no solo en su entorno inmediato sino también en el reino eterno. Usted es, por designación divina, un embajador del Señor y un agente de cambio para el evangelio de la gracia de Dios.
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04 Boletín Digital abril 2024
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