La gracia no es una teoría para debatir en un salón de clases. Es una realidad viva que nos invita a caminar en libertad, con los ojos puestos en Jesús. Entre el libertinaje que destruye y el legalismo que asfixia, Dios nos ofrece un camino mejor: uno en el que la gracia nos transforma desde dentro, nos libera para vivir en verdad, y nos sostiene paso a paso en la cuerda floja de la vida. . . sin miedo a caer.