No sé si usted lo ha notado pero muchas personas cuando leen la Biblia cometen un error simple pero a la vez garrafal. Leen un pasaje bíblico sin tomar en cuenta el contexto y la época cuando fue escrito. Por ejemplo, el día de hoy vamos a estudiar el capítulo 25 de Mateo. Si queremos sacarle el mejor provecho a este pasaje, debemos olvidarnos del país en que vivimos y del tiempo en que vivimos. Debemos entrar en una especie de túnel del tiempo que nos lleve 20 siglos en el pasado. Tenemos que ponernos en las sandalias de los seguidores de Jesús, quienes le escucharon hablar de Su inminente muerte. Jesús está hablando con sus discípulos a pocos días de ser arrestado en el huerto. Lo iban a juzgar en un tribunal improvisado. Lo iban a acusar sin tener pruebas. Los líderes religiosos usaron su influencia para llevarlo ante los romanos y así clavarlo en una cruz. Todo eso no había ocurrido aún pero Jesús sabía que sus discípulos iban a entrar en un proceso de confusión y angustia. Ellos estaban por perder la presencia del Salvador y Él los está preparando para ese cambio en sus vidas. Les ha instruido. Ha hecho milagros. Ha sanado. Ha resucitado a los muertos. Les ha preparado para un estilo de vida, para ser sal y luz en el mundo después de que Él se haya ido y hasta el tiempo de su regreso.

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