
¿Quién escribió el libro?
Es muy probable que el autor desconocido del libro de Ester fuera un judío que estaba bastante familiarizado con la corte real persa. Las descripciones detalladas de la vida, las tradiciones y los acontecimientos de la corte que se describen en el libro señalan a un autor que fue testigo presencial. Debido a que su perspectiva era projudía, los eruditos creen que el autor fue un judío que escribía para el remanente que había regresado a Judá bajo Zorobabel. Algunos han sugerido que el mismo Mardoqueo fue el autor, aunque los elogios para él que se encuentran en el texto sugieren que es más probable que haya sido otra persona, tal vez uno de sus contemporáneos más jóvenes.
El libro tiene el nombre de la «estrella» de la historia, una joven judía llamada Hadasa, quien fue arrebatada de su tutor, Mardoqueo, y obligada a competir por el afecto del rey. Esta insólita participante de un concurso de belleza fue coronada reina de Persia y cambiaron su nombre a Ester, que significa «estrella».
¿Dónde nos encontramos?
Los acontecimientos del libro de Ester ocurrieron del 483 a. C. al 473 a. C., durante la primera mitad del reinado del rey Jerjes, quien escogió a Ester como su reina. (Estos sucesos ocurrieron entre los capítulos 6 y 7 del libro de Esdras). Durante este período, el primer grupo de judíos que había regresado a Judá batallaba para restablecer la adoración en el templo en Jerusalén, de acuerdo a la ley de Moisés. Pero Ester y Mardoqueo, juntos con muchos otros judíos, habían decidido no hacer el viaje de regreso a Judá. Parecían contentos de quedarse en Susa, la capital de Persia y la ciudad en la que se desarrolla la historia.
El libro fue escrito no antes del 470 a. C., y probablemente no después del 424 a. C., durante el reinado del hijo de Jerjes, Artajerjes.
¿Por qué es tan importante Ester?
Ester es el único libro de la Biblia que no menciona el nombre de Dios. Pero eso no quiere decir que Dios estuviera ausente. Su presencia impregna la historia: queda claro que Él está obrando tras bambalinas, coordinando las «coincidencias» y las circunstancias para hacer que Su voluntad se lleve a cabo.
Similar al libro de Rut, este libro se destaca como uno de los libros bíblicos más hábilmente escritos. Al usar ocho fiestas para desarrollar y resolver el suspenso de manera sistemática, el autor construyó la historia con una estructura quiástica: un recurso literario en el que los acontecimientos posteriores tienen correspondencia con los primeros, pero en orden inverso. Los primeros oyentes de la historia habrían reconocido los sucesos significativos y habrían seguido con entendimiento la tensión creciente.
Amán, el malvado segundo al mando del rey, era un descendiente de Agag, rey de los amalecitas, los antiguos enemigos del pueblo de Dios a quienes el rey Saúl no había logrado exterminar (véanse Números 24:7; 1 Samuel 15:8). Él hizo que sus cómplices echaran suertes llamadas purim para determinar el día en que los judíos debían ser exterminados (Ester 3:7-9). El Festival de Purim, que todavía celebran los judíos hoy en día, conmemora cómo los judíos fueron rescatados de la conspiración de Amán (Ester 9:24-32).
¿Cuál es la idea central?
En tanto que uno de los propósitos principales del libro de Ester era relatar los orígenes dramáticos del Festival de Purim, un tema más grande brilla a lo largo de la narración. La soberanía y fidelidad de Dios impregnan cada escena. El libro de Ester nos dice que, en realidad, nada es casual. La soberanía de Dios se resume de mejor manera en la exhortación de Mardoqueo a Ester: «¿Quién sabe si no llegaste a ser reina precisamente para un momento como este?» (Ester 4:14).
Cuando parecía que los acontecimientos estaban fuera de control para Ester y Mardoqueo, cuando el rey dictó la ruina para su pueblo, cuando el mal estaba a punto de triunfar, Dios estaba obrando. Él obró a través de los días oscuros (cuando a Ester se la llevaron al harén en Ester 2:1-6), su obediencia fiel (cuando Ester arriesga su vida ante el rey en Ester 5:1-3) y sus victorias (cuando Ester revela el complot de Amán, y los judíos destruyen a sus enemigos en Ester 7–9). Este mensaje queda claro: Dios es soberano, incluso cuando la vida no tiene sentido.
Dios también es el gran cumplidor de promesas. Mardoqueo le dijo a Ester: «Si te quedas callada en un momento como este, el alivio y la liberación para los judíos surgirán de algún otro lado, pero tú y tus parientes morirán» (Ester 4:14). Las palabras de Mardoqueo reflejan su fe en que Dios honraría Su pacto eterno con Abraham y David.
¿Cómo aplico esto?
La vida puede ser dura. Los tiempos difíciles ocurren, y el dolor no se puede evitar. Cuando la vida no tiene sentido, ¿acude a Dios o se aleja de Él? Permita que el libro de Ester le dé la esperanza de que Dios siempre está presente y activo, incluso cuando no lo vea. Jesús nos llamó amigos (Juan 15:15), y el Espíritu es nuestro Abogado Defensor (Juan 14:26). Confíe y obedezca, como lo hizo Ester. . . y observe cómo Dios obra.