Sabemos que el Dios Altísimo y soberano es el gobernante sobre nuestras vidas. Por eso, si alguna vez tenemos la sensación de alivio, Dios nos la ha dado. Él es el autor del alivio. Él es quien nos concede la paz, la satisfacción, la tranquilidad. De hecho, creo que el alivio es un sinónimo maravilloso de la misericordia.
La misericordia es la compasión activa de Dios que Él demuestra hacia los miserables. No es piedad pasiva. No es simplemente comprensión. No es mera tristeza. Es una acción divina a nuestro favor a través de la cual trae una sensación de alivio. Cuando estamos en un tiempo de profunda angustia y Dios activa Su compasión para producir alivio, hemos experimentado misericordia.









