La travesía es tan importante como el destino. Debe haber ilusión tanto en la preparación, como en la consumación del viaje. Cuando llegamos a nuestro destino, los primeros sentimientos que nos invaden son de satisfacción y de gozo por haber llegado al lugar deseado. Son sentimientos que contrastan con el dolor que sufrimos antes de llegar allí. Sin embargo, que distinto nos sentimos cuando olvidamos llevar cosas que son elementales para hacer placentera nuestra estancia. Es por eso que debemos poner especial cuidado en la preparación de lo que necesitamos tener para emprender nuestro viaje. De eso depende la satisfacción y el descanso que tanto anhelamos y necesitamos.