A nosotros, los pastores, nos encanta estar con gente . . . pero no todo el tiempo. Seamos sinceros: las personas (especialmente las parlanchinas) pueden ser agotadoras.

En momentos cuando uno está a solas con Dios, sin embargo, la única persona que necesita algo es uno mismo.

  • Uno le trae sus necesidades a la provisión inagotable de Dios.
  • Allí Él cierne las cosas esenciales de la vida separándolas de la paja.
  • Allí Él entrena la mente de uno en lo que es importante.
  • ¿El resultado? Uno queda con una perspectiva saludable de quién es uno y lo que Él le ha llamado a hacer.

El Evangelio de Marcos nos dice que:

“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35).

¿Por qué tan temprano? ¿Acaso a Jesús le encantaba madrugar? No necesariamente. Temprano en la mañana probablemente era el único tiempo en que podía estar a solas. Se levantó temprano, aun cuando el día previo había sido agotador.

Incluso siendo un hombre atareado, Jesús buscó la manera de equilibrar las demandas de su tiempo con su propia necesidad de estar a solas con el Padre.

Eso requiere creatividad.

Tiempo con el Padre requerirá incomodarse a sí mismo. . . al punto de perder sueño, si fuera necesario. Pero incluso haciendo tal sacrificio, no hay garantía de que uno logrará estar todo el tiempo a solas como a uno le gustaría. Verifique el historial. Jesús buscó estar a solas, ¡y mientras tanto todos andaban buscándolo! (Véa Marcos 1:36-38).

El estar a solas y el ministerio existen en tensión entre sí, y sin embargo no se los puede separar. Los líderes espirituales efectivos deben aprender la disciplina de mantener el equilibrio apropiado.

Nuestro propósito como pastores, como el de Cristo, es servir a otros, y no enclaustrarnos a fin de acumular tesoros espirituales para nuestro propio enriquecimiento.

  • En términos del ministerio, estar a solas es una inversión, que nos enriquece a fin de que podamos compartir con otros esa riqueza.
  • Por otro lado, el que adolece de pobreza no tiene riquezas para dar. Deje de buscar estar a solas con Dios, y pronto será demasiado pobre para dar algo. Su reservorio espiritual pronto se agotará y quedará casi vacío.

El refrigerio que Jesús obtuvo al estar a solas con el Padre se tradujo en ministerio significativo a las personas.

A decir verdad, algunos de ustedes que están leyendo esto se encuentran en el mismo filo cortante.

  • Continuamente están en movimiento, constantemente en la presencia de necesidades, y de personas, y de demandas, y de expectativas: niños que le tiran de los pantalones, una esposa que necesita respaldo, amigos que quieren ayuda, grupos que buscan liderazgo, calendarios, planes que trazar, reuniones a las cuales asistir.
  • Ni siquiera puede recordar cuándo fue la última vez en que estuvo absolutamente a solas, sentado—o mejor, arrodillado—en silencio.

Debido a que ha perdido perspectiva, pronto se agotará. ¡Deténgase antes de que sea demasiado tarde! No se hace gran cosa de ministerio desde una caja de madera.

Así que permítame sugerir lo obvio. Busque tiempo para estar a solas con Dios. Prográmelo en su calendario como cualquier otro compromiso.

Luego, guárdelo—y disfrútelo—sin dar explicaciones ni pedir disculpas.