¿Ha sentido el apretón que esta temporada de la Navidad trae consigo?

Encima de un horario ya muy exigente de predicación, enseñanza, consejería y visitación, hay que añadir las fiestas y programas de Navidad, una serie de mensajes navideños creativos que nunca ha predicado antes – y aun otro sermón elocuente para el servicio de la Nochebuena.

Tal horario tiene la tendencia de convertirnos en ogros como Ebenezer Scrooge, el personaje de la novela “Cuento de Navidad” ¿verdad? (En secreto pensamos como Scrooge: “¡Bah, tonterías!”) Trabajo, trabajo, trabajo. . . nada ni nadie podrá estorbarnos.

¿Me permite tomar el papel de uno de las fantasmas de esta historia de Scrooge? Permítame llevarle a su hogar. Asómese por la ventana. Mire cuidadosamente. ¿Su silla está vacía en la mesa durante la cena?

Lo sé, tiene razón – esto no es justo.

Para quienes estamos en el ministerio hablar de esto no nos gusta, pero muchos de nosotros santificamos la adicción al trabajo. ¡Y los días festivos de la Navidad pueden ser los más ocupados de todo el año para nosotros! Nos podemos permitir estar tan involucrados en “la obra del Señor” aun y cuando nuestra familia sea desatendida. Y note que estoy diciendo “nosotros”.

Esto puede sonar como una herejía, pero necesitamos tomar la actitud de: “Estoy más comprometido con mi hogar que con mi ministerio”. Intente decir esto en voz alta. Pero dudo que las últimas palabras de cualquier pastor sean (y yo que tampoco serán mis últimas palabras): “Debí haber pasado más tiempo estudiando el Supralapsarianismo para ese sermón acerca de la elección del creyente”. ¡Para nada! Pero sentiré remordimiento por no haber pasado más tiempo amando a mi esposa y riéndome con mis hijos y nietos.

¿Se siente usted lo suficientemente culpable todavía? Yo también. Entonces permíteme sugerir algunas cosas positivas para su consideración. Estas son seis recompensas que representan grandes beneficios para usted, su familia, y aun para su ministerio sí es que usted hace de su hogar una prioridad. Usted disfrutará de:

  • el cultivo sostenido de un gran carácter
  • el alivio continuado que una conciencia tranquila trae
  • el deleite personal creciente de conocer a Dios íntimamente
  • el privilegio raro de llegar a ser un mentor
  • el tesoro inapreciable de la partida de un legado inolvidable
  • la recompensa suprema de terminar bien

Se requirieron tres fantasmas y una noche de insomnio para convencer a Ebenezer Scrooge de que el trabajo sin tomar en cuenta a los demás, es absurdo – y un desperdicio en la vida.

Yo tengo un amigo pastor a quien su esposa le dice: “No quiero tus regalos tanto como quiero tu presencia”. Por qué no se da el lujo de “darse” a su familia el día de hoy, ¿le parece?