Sin duda, se ha topado con personas en sus conversaciones que sienten que Aquel que nos creó está demasiado lejos para ocuparse de pequeños detalles concernientes con la vida. Pero ese no es el caso. El plan misterioso de Dios está corriendo su curso justo a tiempo, exactamente cómo Él lo decretó.

Este mundo no está fuera de control, girando desenfrenadamente por el espacio. Ni los habitantes de la Tierra están a la merced de un destino ciego ni de un caos sin sentido.

No sé por qué un tornado destruye un vecindario sin tocar otro. Solo sé que aún en medio de esta calamidad el plan de Dios no se frustra ni se altera.

Él no está sentado al borde de una nube, preguntándose lo que sucederá después. Ese no es el Dios de las Escrituras. Incluso el rey pagano, Nabucodonosor, reconoció la mano de Dios en Su creación:

Su dominio es perpetuo,
y eterno es su reino.

Todos los hombres de la tierra
no son nada comparados con él.

Él hace lo que quiere
entre los ángeles del cielo
y entre la gente de la tierra.

Nadie puede detenerlo ni decirle:
“¿Por qué haces estas cosas?” (Daniel 4:34b-35, NTV)

Así que aunque no podamos entender el "¿por qué?" del plan de Dios, pero sí sabemos que pase lo que pase eso es parte de Su voluntad soberana. Dios tiene el control de todo, y Él no se sorprende por los acontecimientos de la vida bajo Su gobierno.

Ahora, ese es un concepto difícil de explicar completamente o de justificar como predicador. Así que mi consejo es bastante sencillo: deje de intentar.

¿Quién puede conocer la mente de Dios? El Señor le recordó a Isaías, y Él nos asegura también, “Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos” —dice el Señor—. “Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse” (Isaías 55:8, NTV).

La decretada voluntad de Dios está corriendo su curso precisamente como está estipulado. Es mejor animar al pueblo de Dios a dejar la mayor parte de esto al misterio.

Sin embargo, la verdad del control soberano de Dios puede ser un gran consuelo, pero sea sensible al momento de compartirlo con alguien que acaba de vivir una gran tragedia.

Las personas con dolor necesitan sentir el corazón compasivo de Dios antes de someterse a Su misterioso plan, y mucho menos tratar de explicarlo.

Jesús lloró junto a la tumba de Lázaro antes de demostrar el propósito de su muerte (Juan 11:35).

Llevar tristeza es el primer llamado de un pastor. Entonces, cuando el alma afligida esté lista, comparta esta verdad que el Dios que llora es también el Dios con una mano firme al mando de los acontecimientos de su vida .

-Chuck