Salmo 46:10
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.
Salmo 46:10
Siéntese. Tal como lo oye, amigo mío, ¡siéntese!
Usted ha corrido lo suficiente. Ya ha estado de pie lo suficiente. Ha luchado, empujado y manipulado abriéndose camino por demasiados años. Dios finalmente ha captado su atención. Está diciéndole: «¡Basta! ¡Detente! ¡Déjame a mí manejarlo! Siéntate aquí en las arenas candentes del desierto a donde tú mismo te has traído. Mira lo que está junto a ti. Es un pozo, lleno de agua fresca». Pronto será el deleite de Dios sacar un balde y refrescar su alma. Siéntese quieto. Quédese allí. Estese quieto . . .
Deje el esfuerzo. Tranquilícese. Quédese contento junto a ese pozo, y beba profundamente. Usted tiene más sed de lo que se da cuenta.
Adaptado del libro, Sabiduría Para el Camino: Palabras Sabias para Personas Ocupadas (Grupo Nelson 2008). Copyright © 2008 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.