Romanos 15:1-7

Nadie es una cadena completa. Cada uno es un eslabón. Pero quite un eslabón y la cadena se rompe.
Nadie es un equipo completo. Cada uno es un jugador. Pero quite un jugador y el partido se concede.
Nadie es la orquesta completa. Cada uno es un músico. Pero quite un músico y la sinfonía es incompleta.
Nadie es la obra completa. Cada uno es un actor. Pero quite un actor y la presentación sufre.
Nadie es todo el hospital. Cada uno es parte del plantel. Pero quite una sola persona y dentro de poco el paciente se dará cuenta.

Los carros están compuestos de numerosas piezas. Cada una está conectada a otra, y dependen la una de la otra. Aun cuando sea un tornillo pequeño que se afloje y se caiga del carburador, esto puede causar que el vehículo se detenga por completo.

Usted ya lo ha adivinado. Nos necesitamos unos a otros. Usted necesita a alguien y alguien lo necesita a usted. No somos islas solitarias. Para lograr que esto que llamamos vida funcione, tenemos que descansar en y apoyar a. Y relacionar y apoyar. Y dar y recibir. Y confesar y perdonar. Y estirar los brazos y abrazar. Y soltar y confiar.

De manera especial en la familia de Dios. . . donde trabajar juntos es el Plan A para la sobrevivencia. Y siendo que somos tan diferentes (gracias a la manera en que Dios nos ha formado), el amor y la aceptación no son lujos opcionales. Tampoco lo es la tolerancia. O la comprensión. O la paciencia. Usted sabe, todas esas cosas que usted necesita de otros cuando su humanidad desplaza su divinidad.

En otras palabras:

«Ámense unos a otros con un afecto genuino y deléitense al honrarse mutuamente. No sean nunca perezosos, más bien trabajen con esmero y sirvan al Señor con entusiasmo. Alégrense por la esperanza segura que tenemos. Tengan paciencia en las dificultades y sigan orando. Estén listos para ayudar a los hijos de Dios cuando pasen necesidad. Estén siempre dispuestos a brindar hospitalidad». (Romanos 12:10-13)

¿Por qué? Porque cada uno de nosotros lo vale. Aun cuando no actuemos de acuerdo con ello o no lo sintamos o no lo merezcamos. Siendo que ninguno de nosotros es un personaje completo, independiente, autosuficiente, sobre capacitado y todopoderoso, dejemos de actuar como si lo fuéramos. La vida es lo suficiente solitaria sin asumir ese rol infantil.

Se acabó el juego. Conectemos nuestros eslabones.

Tomado de Come Before Winter and Share My Hope, Copyright © 1985, 1988, 1994 por Charles R. Swindoll, Inc. Todos los derechos reservados mundialmente. Usado con permiso.