Daniel 2:14-15

¿Cómo reaccionas cuando las noticias te sacuden y no hay tiempo para pensar?

Daniel recibió la visita menos esperada: el capitán del rey, Arioc, había llegado con una orden de ejecución. La sentencia ya estaba firmada, y él y sus amigos estaban incluidos en la lista. En momentos así, muchos se desesperan, otros se esconden, algunos culpan… Daniel no hizo ninguna de esas cosas.

En lugar de caer en pánico, Daniel respondió con lo que parece cada vez más raro en nuestros días: discreción y sensatez.

«Entonces Daniel habló con discreción y sensatez a Arioc… y dijo: “¿Por qué es tan urgente el decreto del rey?” Entonces Arioc informó a Daniel sobre el asunto» (Daniel 2:14–15, NBLA).

¡Qué extraordinario ejemplo de valor con tacto! Daniel no levantó la voz, no exigió sus derechos, no culpó a nadie. Solo formuló una pregunta sabia y serena. Su fe no lo hizo imprudente ni temerario; lo hizo sabio y respetuoso. Y esa actitud, más que abrir puertas, detuvo una espada.

El resultado fue asombroso: no solo le perdonaron la vida, sino que obtuvo lo impensable: una audiencia con el rey más temido del mundo antiguo.

«Entonces Daniel entró y pidió al rey que le diera tiempo para declarar la interpretación al rey» (v. 16, NBLA).

¿Quién, en su sano juicio, se atrevería a hacer eso? Solo alguien que sabe que no está solo. Solo alguien que confía en un Dios que reina por encima de los reyes. Porque cuando Dios abre una puerta, ningún decreto la puede cerrar.

No necesitas gritar para tener influencia. Una fe firme, expresada con sabiduría y serenidad, puede detener ejércitos y abrir puertas imposibles.

Adaptado de la guía de estudio, Daniel: God’s Plan for the Future, publicado por Insight for Living. Copyright © 2002 por Charles R. Swindoll, Inc. Reservados mundialmente todos los derechos.