Recientemente, alguien me preguntó lo que quise decir cuando escribí: "Dios nunca desea que sustituya lo bueno por lo mejor". Permítame explicar. Como pastores, necesitamos entender esta distinción claramente.

Un viejo refrán que yo repito frecuentemente dice: "La vida es como una moneda; la puede gastar de cualquier manera que desee, pero sólo la puede gastar una vez". Eso significa que la vida está llena de elecciones. La elección entre lo malo y lo bueno es relativamente fácil. Es mucho más difícil cuando tenemos que escoger entre lo bueno y lo mejor. . . y especialmente más complicado cuando tenemos que escoger entre lo mejor y lo superior.

Esas elecciones están estrechamente relacionadas. Para colmo, podríamos encontrar satisfacción en la mayoría. Pero a fin de cuentas, nuestra elección es la que hace la diferencia entre complacer a Dios y complacer nuestro ego. En una palabra, el asunto crucial es este: ¿Cual es su prioridad?

Usted no tiene que buscar minuciosamente para encontrar la instrucción de Jesús en cuanto a las prioridades. Él lo indica claramente en Mateo 6:33, "Pero busca primero el reino de Dios y su justicia". Mucho más allá de todo lo demás, busque esto primero.

Esa orden es tan clara, que ni tenemos que orar acerca de nuestra primera prioridad. Si busco el reino de Dios y la justicia de Dios antes que nada, entonces todo lo que haga debe de relacionarse con eso. ¿Cómo debo pasar mi tiempo? ¿Con quién debo casarme (si es soltero), o debo casarme del todo? ¿En qué iglesia debo servir?

A veces todas nuestras elecciones son buenas. ¿Entonces cómo podemos conocer la diferencia entre lo que es bueno y lo que es lo mejor de Dios para nosotros?

Para determinar mis prioridades, me ayuda preguntarme lo siguiente: ¿Por qué debo hacer esto? ¿Es para su reino? ¿Cuál es mi motivo principal? ¿Busco su justicia con esta elección? ¿Me permite esta iglesia, o persona, o decisión ser estratégico para su reino?

Profundicemos un poco más. ¿Está listo para algunas preguntas que le harán reflexionar? Agárrese. No les de un vistazo únicamente. Sea valiente para detenerse y meditar en cada una de ellas:

  • ¿Qué le está robando a Dios el primer lugar en su vida? ¿Qué está agarrando con todas sus fuerzas? ¿Una relación importante? ¿Su reputación? ¿Su posición? ¿Algún sueño u objetivo?
  • Mire su calendario. ¿Ha reservado tiempo diariamente para estar con Dios?
  • Mire a sus relaciones. ¿Está centrada en las prioridades de Dios su interacción con su cónyuge? ¿Está guiando a su familia buscando primero la voluntad de Dios?
  • Mire su chequera. ¿Invierte en ministerios que honran a Dios (fuera del suyo); aquellos que están centrados en la Biblia, y están enfocados completamente en alcanzar al mundo?

Si yo pudiera parafrasear Mateo 6:33 en una oración para usted sería esta: La elección de nuestras prioridades determina el nivel de nuestro compromiso con Cristo. Quienquiera, o lo que sea que está en primero lugar en su vida, si no es el Señor Jesucristo, está en el lugar equivocado.

A menudo aquellas cosas buenas que nos seducen a decir "sí" son aquellas actividades que promueven nuestra gloria, en lugar de la de Dios. No siempre. . . pero a menudo. Vale la pena tener una evaluación seria.

La vida es como una moneda; la puede gastar de cualquier manera que desee, pero sólo la puede gastar una vez. ¿Cómo la está gastando usted?

—Chuck