La semana pasada examinamos la defensa de Pablo ante Félix y descubrimos que las palabras de Pablo ilustran cómo mantener un corazón tierno y una piel dura al soportar la crítica. Vimos las dos primeras de siete maneras en que Pablo hizo eso: se negó a dejarse atrapar por la emoción de las acusaciones, y se mantuvo en los hechos. Ahora examinemos las cinco maneras restantes para cultivar un corazón tierno y una piel dura.

Número tres: Pablo dijo la verdad con una conciencia clara. Él dijo: “Pero esto te confieso, que . . . así sirvo al Dios de mis padres, . . . Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres” (Hch. 24:16-16). No hay nada como una conciencia limpia. No sólo nos ayuda a dormir bien, sino que lo mantiene a uno pensando con claridad. Uno no tiene que tener miedo de que algún esqueleto cascabelee cuando empieza la investigación, ¡porque no hay esqueleto!

Número cuatro: Pablo identificó la fuente original de la crítica. Pocas cosas son más enloquecedoras que boxear contra la sombra cuando uno lidia con la crítica. Una de las peores cosas que uno puede hacer es esparcir el veneno a varias otras personas: los hijos, los padres, los amigos, o algún grupo de otros creyentes, antes que ir a la fuente original de contención y enfrentarla. Uno necesita una piel dura para hacer eso. Exige agallas.

Número cinco: Pablo no se dio por vencido ni se rindió. Me encanta eso de Pablo. Es como un perro buldog en el tobillo de uno; ¡no lo suelta! Tómese un momento para leer 2 Corintios 11:23-33. Flagelado, sangrando, naufragado, hostigado, en peligros, expulsado de la ciudad, y acusado falsamente, Pablo no se dio por vencido, ni aflojó ni se quedó callado.

Número seis: No se puso impaciente ni amargado. Por dos años Pablo había estado esperando este juicio. ¿Sabía usted eso? Sin embargo uno no ve señales de amargura, ni impaciencia, ni rencores, ni despotrica contra las autoridades romanas. Pablo creía que Dios estaba firmemente en control tanto de las personas como de los eventos.

Número siete: Se mantuvo en la promesa de Dios. ¿Sabe lo que pasó por mi mente cuando leí este pasaje en Hechos 24? Un canto que he entonado en la iglesia desde que era niño: “Todas las promesas del Señor Jesús.” Alguien ha dicho que hay más de 7000 promesas en la Biblia. ¿Se ha apropiado usted siquiera de una esta semana pasada? ¿Qué tal un par? ¿Oigo que alguien dice cinco?

¿Cómo enfrentó Pablo la crítica? Se negó a dejarse atrapar por la emoción de las acusaciones. Se mantuvo en los hechos. Dijo la verdad con conciencia limpia. Identificó la fuente original de las acusaciones. Se negó a darse por vencido o a rendirse. No se puso ni impaciente ni amargado. Se mantuvo en la promesa de Dios. ¿No es eso grandioso? Todo eso viene de la Biblia.

Colega pastor, usted puede hacer cada una de esas siete. Si quiere tener un corazón tierno y una piel dura al enfrentar la crítica, usted tiene que hacerlas. También yo.

—Chuck