Su declaración de ser el único camino a Dios es un trago amargo para muchas personas. Aun en los círculos cristianos, hay muchos que se atoran con Sus palabras.

¿Es Jesús la única manera de ir al cielo? ¿Podrá un Dios amoroso enviar a alguien al castigo eterno del infierno por no aceptar a Cristo como su Salvador?

Es un debate actual. . . pero no es uno nuevo. Estos asuntos han sido discutidos por siglos. De hecho, a Jesús mismo se le hizo una pregunta similar:

Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y Él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. (Lucas 13:23–24)

Una pregunta interesante, ¿no es cierto? “¿Son pocos los que se salvan?” Jesús realmente nunca contestó cuántos se salvarían. . . sino, quiénes: los que "entren por la puerta angosta".

En la parábola que sigue, Jesús pone en claro que la entrada a través de esa puerta tiene todo que ver con tener una relación con Él (Lucas 13:25–27; vea también Mateo 7:14, 22–23; Juan 10:7–9).

Jesús nunca le ofreció a las personas un mensaje que decía: “Mira, solo seas sincero. Simplemente elige una religión. Lo más importante es pensar positivamente acerca de Dios y ser sincero. Vive una vida limpia, y Dios te sonreirá cuando te mueras”.

Hay una gran palabra hebrea para esa forma de pensar: ¡estupidez! Permítame que se lo diga de otra manera. Esa clase de pensar es herejía.

"Yo soy la puerta; el que por mi entraré, será salvo". (Juan 10:9)

"Nadie viene al Padre sino por mí". (Juan 14:6)

"Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre". (1 Timoteo 2:5)

Solo hay un camino. Por la propia admisión de Jesús, es a través del camino angosto. Es el camino menos transitado. El apóstol Pablo exige lo mismo: "un mediador".

Los que se sientan en sus congregaciones y reciben el trabajo de su misión no irán al cielo si no creen en la muerte y resurrección de Jesucristo para su salvación (1 Corintios 15:3–4).

Si su eternidad descansa en alguna otra cosa que no sea el acto expiatorio de la sangre de Cristo, ellos no experimentarán el cielo.

Esas no son palabras del pastor Swindoll, eso es lo que la Palabra de Dios enseña. Eso es lo que nosotros los predicadores debemos de estar enseñando.

¿Está predicando esa verdad? ¿Tiene el evangelio el primer plano detrás de su púlpito? ¿Comparte la verdad con una convicción y compasión equilibrada?

Rehúsese a ser un predicador que solo cosquillea las orejas de la cultura políticamente correcta y "tolerante" que nos rodea.

Diga la verdad. Comparta el evangelio. Dígalo cómo es. Pero permítame agregar rápidamente que solo porque el mensaje de la cruz es ofensivo, nosotros los predicadores no tenemos que serlo.

Debemos recordarle a aquellos que nos oyen que el camino angosto de la salvación representa el amor de Dios, no Su crueldad. El hecho de que hay siquiera un camino hacia Dios es debido a Su gracia.

El camino estrecho es Jesús. Predíquelo .

-Chuck