¿Aspira usted a ser Súperman?

No hablo de ponerse unas medias azules, una capa roja y una ostentosa “S” sobre su pecho. Estoy hablando de una actitud: “Soy autosuficiente,” “Yo no necesito a nadie,” o “No mostraré ninguna debilidad o imperfección.” Estas actitudes revelan la presencia del síndrome de Súperman, es un riesgo particularmente para pastores que todo lo hacen solos.

Lo cómico es que raramente he visto que alguien pierda terreno por admitir imperfección o debilidad. Los mejores profesores que he tenido han dicho, “No lo sé, Chuck, pero la próxima vez que nos veamos intentaré tenerte una respuesta.” Y la verdad, admiro profundamente esa actitud en una persona. Los niños admiten debilidad muchas veces y nunca sienten humillación.

Como pastores, nos ponemos en una posición muy decepcionante para la gente cuando pretendemos ser “Súperman”. Recuerdo a una joven cristiana en nuestra congregación que me dijo estas aduladoras palabras: “Yo no conozco a nadie a quien admire tanto como le admiro a usted.”

“Espera un momento,” le interrumpí, “aprecio mucho tu admiración, pero siempre recuerda esto: En lo que respecta a otro ser humano en este mundo, jamás lo pongas sobre un pedestal.”

“Nunca pensé en eso antes,” respondió ella.

“Sólo una persona merece estar sobre un pedestal, y Él nunca se caerá de él. Ese es Jesucristo. Me puedes respetar,” continué diciéndole, “pero por favor no me pongas en un lugar donde seguramente voy a decepcionarte.”

Por cierto… ¿Ha usted escuchado lo que le dijo la mamá simio a su bebé simio? “Cuídate de subir esos postes altos. Entre más alto subas, muchos más te verán el trasero.” Recuerde, entre más alto llegue, se convierte en un blanco muy grande. Usted está más expuesto. Entonces es esencial poder decir, “Yo no puedo hacer esto sólo.” O, “Los necesito en estos momentos.” ¿Acaso no fue lo que hizo Cristo en Getsemaní?

El libro de 2 Corintios 2:16 nos hace la pregunta, “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente?” Obviamente la actitud apropiada es reconocer este hecho: No somos autosuficientes. Nos necesitamos unos a otros. Es sabio pedir ayuda. Nunca debemos dejar la impresión de que usamos capa roja y medias azules.

Seamos prácticos. ¡Pida ayuda! Casi no pasa un día cuando no pido que alguien que me ayude a hacer algo. También asegure que cuando alguien le ayude con un proyecto ellos reciban el crédito por hacerlo. Si alguien piensa en una gran idea, y a toda la iglesia le gusta la idea, dígales de quien es la idea. ¿Por qué dejar alguna otra impresión?

Admita sus debilidades y fracasos. Reconozca su propia falibilidad. No caiga en el síndrome de Superman. No puede cargar todo el peso del mundo sobre sus hombros. Hay Otro que ya tuvo esta distinción.

–Chuck