La tentación de cualquier hijo de ministro de vocación cristiana es ver la obra del ministerio tan sólo como otra cosa, otra ocupación religiosa más. Rompiendo la barrera de la “religión pública” debe ser la intensa responsabilidad del padre o la madre que son ministros, el que sus hijos entiendan que el ministerio no es un gran negocio, una profesión insustancial, o un área de entretenimiento donde papá o mamá presentan un espectáculo.

La palabra clave es autenticidad. No perfección, porque nadie lo hace perfectamente bien todo el tiempo. Sino siendo auténtico.  Admita sus fallas, reconózcalas por completo, pida perdón, sea rápido en otorgar el perdón, de a sus hijos espacio para que fallen y permítales que vean cómo es su vida detrás del escenario con amor, gracia, y un buen sentido de humor. Todo esto requiere tiempo y esfuerzo, los cuales le costarán la productividad de su trabajo. Considérelo como un sacrificio que no tiene precio…una inversión permanente.

Las familias que se están desintegrando tienen padres que rehúsan enfrentar la severidad de las acciones de sus hijos. El sacerdote Elí supo lo terrible que se habían vuelto sus hijos, sin embargo ¡él no hizo absolutamente nada! He visto a padres que se niegan a ver la realidad a tal grado que no pueden llegar a admitir que su hijo tiene un serio problema con las drogas, la pornografía, la promiscuidad sexual, o el robo; comportamientos que la mayoría consideraría como una señal de peligro. Sin embargo actúan como si la crisis se fuera a resolver por sí sola con un poco de paciencia. ¡Incorrecto!

Si usted tiene hijos pequeños, tiene alrededor de usted los que se dejan impresionar con facilidad. Ahora es el tiempo de hacer su inversión más importante en ellos. Si espera hasta que tengan su altura ya les habrá permitido que siembren semillas de auto-destrucción.

Si sus hijos ya casi son adultos, acepte la parte de responsabilidad que le corresponde por las malas decisiones que ellos hayan hecho en sus vidas, entonces haga lo necesario para salvarlos. Porque usted ha esperado tanto tiempo, hay algunas pocas opciones que no traerán consecuencias graves. Así que considere implementarlas a largo plazo y haga lo que sabe que tiene que hacer.

Nunca es demasiado tarde para empezar a hacer lo que es correcto.

– Chuck