Está bien, seamos francos. ¿Cómo le va a usted y a sus hijos?

Tal vez la pregunta ni siquiera se aplique a usted. Tal vez usted ya ha criado a su prole y ellos han dejado el nido. Pero me figuro que muchos de ustedes pastores todavía están en el proceso de educar y criar . . . así que, ¿cómo van las cosas?

¿Qué palabra o palabras usaría usted para describir la relación personal general con su prole?

  • Un reto
  • Imposible
  • Una aventura
  • Emocionante
  • Tensa
  • Colérica
  • Desgarrador
  • Divertida
  • Agradable
  • Amenazante
  • Impaciente
  • Atareada

Si quiere que le abran sus ojos a los hechos reales, pregúnteselo a sus hijos durante la cena esta noche. Pídales que describan lo que piensan en cuanto a usted y a su casa. Pero, será mejor que le advierta: ¡puede doler! Sin embargo, puede ser el primer paso en la dirección correcta para restaurar la armonía y el genuino amor bajo su techo. Recuerde, que esa es una cualificación importante para nosotros como pastores (1 Timoteo 3:4–5).

Sobra decir, que tener un hogar cristiano, e incluso que sea el hogar de un pastor, no es garantía contra la falta de armonía. La vieja naturaleza todavía puede encenderse, y los hábitos pueden estar fijos como cemento y eso lleva a líneas interrumpidas de comunicación, y a que se ignoren los principios bíblicos.

Enfrente la verdad, amigo mío. Deténgase y piense en su hogar. Ahora bien, una evaluación no sirve de nada si todo lo que conduce es a que se sienta culpable y dolido. Detenerse allí sería como el cirujano que detiene la operación inmediatamente después de hacer la incisión. Todo lo que dejaría sería sentimientos heridos, mucho dolor y una cicatriz horrible.

¿Qué tal si aparta suficiente tiempo estos próximos seis meses con un solo propósito: evaluar la condición presente de su hogar, y entonces poner en movimiento los pasos necesarios para fortalecer los puntos débiles que descubra?

—Chuck